TEGUCIGALPA, HONDURAS. Cuatro obreros laboraban esta mañana en una construcción en la colonia Monseñor Evelio Domínguez del municipio de Sabanagrande, Francisco Morazán, cuando un alud de tierra cayó dejando soterrados a tres de ellos. Todos fueron rescatados, pero uno murió cuando lo trasladaban a un centro asistencial.
Confirmaron que la víctima mortal es Miguel Ángel Espinoza, de 44 años de edad, quien fue el último rescatado y falleció en la ambulancia de la Cruz Roja cuando pasaban cerca de la Jefatura Municipal del municipio.
Servía a Dios
Espinoza residía en el caserío La Cruz Alta, deja tres hijos y además de ser ayudante de albañil, sus amistades contaron que «dedicada su vida a servir a Dios». Él pertenecía al ministerio de alabanza de una de las iglesias de la zona.
Uno de los miembros de la congregación a la que Miguel asistía, contó a un medio capitalino, que «él estaba orando con un hermano porque teníamos una semana de oración a las 4:00 de la mañana por Sabanagrande. Nunca esperamos que fuera a pasar esto».
Además, mencionó que una de las personas con quien oraron la madrugada de hoy, le pidió que no fuera a trabajar, pero él dijo que «debía ir porque tenía el compromiso».
Adolecen su partida
«Deja un gran vacío en cada uno de nosotros, cuando alguno de nosotros estábamos triste, siempre él tenía una palabra de aliento», manifestó.
Otra de las personas a quien entrevistó un comunicador de HCH, lo describió como «un joven sociable, honesto, trabajador, padre de familia, comunicativo. Una persona de buena fe y de buena voluntad».
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Rescate de los obreros
El Cuerpo de Bomberos en conjunto con ciudadanos, miembros de la Policía Nacional y de la Cruz Roja rescataron a los tres hombres que quedaron bajo tierra, mientras realizaban un agujero para la pila de una cisterna, explicaron.
Miguel fue el último que sacaron e hicieron todo lo posible por salvarle la vida, incluso, dándole los primeros auxilios con oxígeno para mantenerlo estable, según muestran las imágenes; sin embargo, minutos más tarde, pereció.
Mientras tanto, Fabricio y Virgilio, ambos de apellido Cruz, fueron trasladados hacia un hospital de Tegucigalpa. Los rescatistas mencionaron que su condición era estable, pero debían recibir atención médica.
El cuarto obrero mencionó que salió ileso porque él estaba retirado realizando otras labores; no obstante, dijo salvarse «de milagro», porque cuando él se aprestaba a entrar, empezó a caer la tierra.
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