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viernes, abril 26, 2024

La guacamaya roja quiere volver a reinar en Honduras y repoblar Centroamérica

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Honduras. El ave nacional de Honduras, es parte de un ambicioso proyecto de repoblación en Centroamérica con guacamayas rojas, el ave más venerada por los mayas.

Las jóvenes aves, con un plumaje que parece haber sido salpicado a propósito con pinceles amarillos, azules y rojos, asoman la cabeza por el agujero frontal de un nido construido artificialmente con un barril de plástico, pero acondicionado por expertos en el tronco de un pino.

Nacieron en un bosque en la comunidad de Gracias, departamento de Lempira, cerca del Parque Nacional Celaque, hábitat de 290 especies animales.

«Estas crías se van a liberar el 28 de junio«, cuenta la ingeniera agrónoma Karina Escalante, del estatal Instituto de Conservación Forestal (ICF), mientras marca las dos aves con un tinte morado dentro de una jaula. En una pata, «llevan una marca con un anillo, y esto nos permite identificar en qué nido se reprodujeron, en qué año, y quiénes son sus padres», detalla.

El biólogo Mauricio Cuevas alimenta a una guacamaya roja como parte del proyecto de repoblación en Honduras.

Todo este trabajo forma parte de una labor emprendida por la ONG Pro-Alas, en el Macaw Mountain Bird Park, cerca de un santuario de la civilización Maya, en el distrito de Copán Ruinas. Allí, los polluelos salen del cascarón, son cuidados hasta su crecimiento y liberación.

Según la lista roja de la ONG Unión Internacional para la Conservación de La Naturaleza, el Ara Macao, es una especie amenazada pero «bajo preocupación menor». Las guacamayas rojas habitan mayormente en Centroamérica y Sudamérica.

El Valle Sagrado de la Guacamaya

«El proyecto se enfoca en reproducir en cautiverio individuos provenientes del tráfico ilegal de animales; rehabilitarlos, reproducirlos, y dejarlos en libertad«, explicó el director de Macaw Mountain, Mauricio Cuevas.

«Hace un siglo, había extensas poblaciones de estas aves desde México a Costa Rica, pero solo quedan ejemplares en pequeños grupos». «En Honduras estaban en 11 de los 18 departamentos«, dice Cuevas.

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El biólogo cuenta que desde 2011 han logrado producir 98 ejemplares en el Macaw Park, incluyendo 23 liberadas en 2020 y hay al menos 24 que serán liberadas este año.

Una guacamaya roja visita a sus dos polluelos en un nido artificial construido por el proyecto de repoblación en Honduras.

Actualmente, hay unas 2.000 en libertad en el valle de Copán, donde autoridades emprenden planes de protección con las comunidades. Varios especímenes ya se han reproducido en su hábitat de forma natural.

Los científicos llaman al proyecto el «Valle sagrado de la guacamaya roja», que abarca un territorio de 872 km2 y que pretenden ampliar desde el sur de México hasta Costa Rica.

Por ahora, las aves revolotean en los alrededores del parque Celaque, en el bosque y entre las construcciones mayas en el Parque Arqueológico de Copán. Además, en la isla Barbareta y en las caribeñas Islas de la Bahía así cómo en la isla Zacate Grande en el Golfo de Fonseca.

«La ruta Maya que termina en Copán Ruinas, puede convertirse en la ruta guacamaya, que comprende Copán Ruinas, Gracias, Lempira, Lago de Yojoa, La Ceiba y Roatán«, destaca el director de Pro-Alas, Geert Van Vaeck.

«El kinder» de las aves

El proceso de reproducción en cautiverio consiste en recolectar las nidadas, normalmente de tres huevos por pareja, meterlos en incubadoras para que, luego de eclosionar, a los 28 días, seguir la crianza a mano.

A los 90 días cuando ya han emplumado, los pichones pasan a un aviario que los expertos denominan «el kinder», donde interactúan con otros ejemplares para aprender comportamientos y la vocalización. Asimismo, hacen contacto con ramas, plantas y frutos como una transición hacia la liberación.

Asimismo, en los bosques son animales que andan en grupos de 25 o más, dependiendo el volumen de las poblaciones. Por otro lado, son monógamas se apartan del resto para engendrar y dedicarse a sus crías durante 90 días. Los padres se ocupan de ellos al menos durante un año después, hasta que logran su independencia.

«Tenemos las variaciones genéticas y la idea es llevar individuos de Honduras para otros países y beneficiar ecológicamente a las poblaciones de las selvas locales», subraya Cuevas.


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