SANTA BÁRBARA, HONDURAS. El alcalde liberal del pequeño municipio occidental de San Vicente Centenario, Dagoberto Licona, denunció a través de Diario Tiempo que fue víctima de una detención ilegal y arbitraria por parte de la Policía Nacional.
Durante la conversación telefónica dijo que el viernes pasado hubo un tiroteo cerca de la posta policial de ese municipio, y según los agentes uniformados, «sujetos a bordo de un carro rojo» fueron los responsables.
La «descarga de disparos» provocó que miembros de la Policía comenzaran a hacer operativos en el sector, y pasaron por una calle en donde estaba departiendo un cuñado del alcalde, a quien le hicieron una requisa, y pese a no encontrarle nada sospechoso, decidieron llevárselo arrestado.
«Él venía llegando de San Pedro Sula, pero por el lado de Pito Solo, es decir, no pasó por la posta. Los policías se pararon en su casa, lo encañonaron, lo revisaron, inspeccionaron el carro y no encontraron nada», recordó el alcalde.
Supuestamente la Policía buscaba municiones, pero no tuvo éxito. En ese momento llegó al lugar uno de los hijos del alcalde, contó, y a él también le hicieron un requisa, pero tampoco encontraron nada.
Al cuñado del edil se lo llevaron a la posta «con todo y carro» supuestamente con la intención continuar investigando. Cuando el alcalde supo del acontecimiento, decidió dirigirse a la posta para reclamar, sin imaginarse lo que pasaría.
Al «Dago» Licona también detuvieron
«Me levantó los ánimos, me dio ‘no sé qué’ saber que lo habían registrado y siempre se lo llevaron, siendo un muchacho que no fuma ni bebe. Cuando llegué a la posta les reclamé por qué lo detuvieron. Les dije que a los verdaderos delincuentes ni los persiguen», manifestó el entrevistado.
Fue entonces cuando un oficial, identificado por el alcalde con el apellido Zúniga, pronunció «metan al mamo a ese viejito«, y otros uniformados le pusieron esposas en sus muñecas y lo llevaron hasta una celda.
«Me pusieron allí, me quitaron la faja y el celular. Pusieron mis datos en un libro y me tomaron fotos con un rótulo en el pecho. Estuve detenido una hora. Mi familia llamó a mi abogado, pero no lo iban a dejar entrar porque decían que yo era un malcriado», denunció.
Con la intervención del apoderado legal, la Policía no tuvo más remedio que poner en libertad a Dogoberto Licona y a su cuñado.
¿Persecución política?
El también licenciado denunció lo ocurrido ante la Comisionada Nacional de los Derechos Humanos, Blanca Izaguirre, quien prometió acompañarlo esta misma semana a Tegucigalpa para dejar por escrito su testimonio.
Al ser consultado sobre si cree que su detención fue por motivo de pertenecer al Partido Liberal, manifestó que «no creo que la autoridad esté tan enferma» para hacer persecución solo por tener una ideología política.
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