TEGUCIGALPA, HONDURAS. «Toqué intereses, tenían que callarme», lamentó Delma Ordóñez, presidenta de la Asociación de Familiares de Privados de Libertad (Asocide), al momento de negar que haya recibido cerca de L250 mil lempiras por parte de la Mara Salvatrucha (MS-13).
Ella refutó la acusación que vertió ayer, viernes, Amílcar Hernández, comandante de la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP), en el foro Frente a Frente.
Según la denuncia, la Organización No Gubernamental (ONG) que dirige Ordóñez recibió el cuarto de millón por parte de la mara para financiar los gastos que conlleva conseguir su personalidad jurídica.
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Un «distractor»
«En ningún momento he recibido dinero de una organización criminal», aseveró inicialmente Ordóñez en una entrevista exclusiva con TIEMPO Digital, diciendo a su vez que ni siquiera tiene la personería jurídica ante la carencia de capital.
Seguido, externó que los cuerpos militares tienen un chat donde se habla del monto en mención y una asociación de familiares; empero, Ordóñez subrayó que no la mencionan a ella o su agrupación específicamente.
La entrevistada dijo que las autoridades la tomaron como chivo expiatorio, cuando tenían la oportunidad de aclarar lo que verdaderamente está ocurriendo en «La Tolva«, donde una reyerta dejó al menos tres muertos y decenas de heridos.
Exigirá explicaciones y disculpa
Asimismo, declaró que solicitará una investigación profunda sobre el porqué de la acusación, aunque ella estima que se trató de una artimaña o estrategia militar para desviar la atención de lo que ocurre en el sistema carcelario.
«Toqué intereses, hablé del señor presidente (Juan Orlando Hernández) y hablé fuerte; me imagino que, según ellos, tenían que callarme de alguna u otra forma. Pero mi lucha seguirá, no me voy a esconder», sentenció.
Ordóñez reconoció que le causó dolor lo dicho, pero aseguró que tiene su consciencia en paz. Expuso que no está inquieta o nerviosa porque sabe cómo está trabajando la Asociación para seguir defendiendo a los reclusos y sus familias.
Dijo que, contrario a lo que se deduciría del señalamiento, ella ha tenido problemas económicos. Mencionó a su hijo, que está privado de su libertad, e indicó que cuidar de alguien que está la cárcel es oneroso, pero aclaró que ni por eso acude a estructuras criminales para que le ayuden.
«Vamos a exigir una respuesta y disculpa porque no pueden andar por la vida acusando y dañando mi trabajo y reputación», clamó.
Estaría en riesgo
Entre tanto, la declaración del comandante la dejó, tanto a ella como a su familia, con miedo. Puntualizó que podría estar en peligro su vida, la de su vástago y también la del resto de sus parientes.
«Temo por vida; tengo meses de que me andan siguiendo. Tengo medidas de protección, pero son de mentira», aquejó, confesando también a este diario que ha recibido amenazas incluso del jefe de un centro penal exigiéndole su silencio.
Finalmente, Ordóñez planteó que ella debe tener contacto constante con los presidiarios para saber cuáles son sus inquietudes, pero que eso no la hace pertenecer a una u otra organización criminal o ser narcotraficante.
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