SAN PEDRO SULA, CORTÉS. Hace 162 años, específicamente en noviembre 1859, Gran Bretaña y Honduras suscribieron un tratado sobre Islas de la Bahía, mediante el cual, la Corona le otorgó potestad sobre éstas a la recién independizada república, siempre y cuando jamás se atreviera a ceder parte de ese territorio y tampoco «molestar» a los habitantes que allí viven.
Sin embargo, hoy en día, se está levantando una «Zona de Desarrollo» llamada Próspera, la cual tendrá sus propias leyes y jurisdicción, y además, a través del Estado, podrá expropiar tierras de los pobladores para expandirse, pues así lo faculta la Ley Orgánica de las ZEDE. De este modo, según historiadores y abogados, Honduras está incumpliendo la promesa hecha a Gran Bretaña, dado que el tratado sigue vigente.
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Según el Colegio de Abogados de Honduras (CAH), Honduras podría, incluso, hasta ser demandada ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Países Bajos, por incumplir tal tratado, porque, «cuando un tratado entra en conflicto con la Ley, siempre prevalece el primero«, dijo Fredis Cerrato, presidente de los togados.
Y desde el punto de vista del historiador José Carlos Cardona, «hay leyes británicas que siguen vigentes», y específicamente, «el tratado menciona que no se puede vender las islas, no se puede negociar a potencias extranjeras«.
De su lado, el excónsul honorario de Gran Bretaña, residente en Roatán, Matthew Harper, reveló, en octubre de 2020, que el departamento de Estado de su país estaba monitoreando la situación de la construcción de la ZEDE en Roatán y leyendo la documentación nacional y no solo del departamento insular.
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Los pactos de Honduras
Quien acordó dicho tratado, por parte de Honduras, fue el extinto presidente José Santos Guardiola, en 1859, político del Partido Liberal (PL) asesinado el 11 de enero de 1862, tan solo tres años después de estampar su firma. Y luego, el Congreso Nacional de 1937 lo ratificó.
El tratado, en poder de TIEMPO Digital, consta de, por lo menos, cuatro compromisos que Honduras hizo para tener soberanía sobre las Islas de la Bahía, aunque, el documento también hace referencia a La Mosquitia.
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«Los habitantes de dichas islas» no recibirán molestias
El primer punto está apenas en el capítulo 1 del tratado. Dice que «(…) los habitantes de dichas islas», refiriéndose a Guanaja, Roatán y Utila, «no serán molestados en la posesión de cualquier propiedad que hayan adquirido«.
«No ceder dichas islas»
También en el capítulo 1, pero un párrafo más abajo, el tratado hace énfasis en que «la República de Honduras se compromete a no ceder dichas islas o cualquiera de ellas, o el de derecho de soberanía sobre dichas islas».
Para siempre, bajo la soberanía de Honduras
En el decreto publicado en el Diario Oficial La Gaceta en 1861, en su artículo 1, se afirma que, desde ese día «y para siempre», las Islas de la Bahía quedaban bajo la soberanía de la República de Honduras.
«Eficazmente protegidos»
El artículo 2, por su parte, establece que los «súbditos serán eficazmente protegidos en sus personas, propiedades y derechos».
Hay quienes argumentan que los linajes de las personas que vivían en las islas en 1859 ya desapareció, que la población actual es mestiza, y por lo tanto, el tratado pierde validez. No obstante, José Carlos Cardona señala que tal afirmación «es falsa», pues basta con revisar los apellidos de cada habitante para darse cuenta que sí hay descendencia.
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