CORTÉS, HONDURAS. Los propietarios de varios negocios ubicados en la avenida Lempira de San Pedro Sula no imaginaron levantarse para otro día de trabajo y en lugar de comenzar a vender tendrían que ver sus locales consumidos por las llamas.
Desde horas tempranas de este viernes, elementos del Cuerpo de Bomberos se movilizaron al sitio y constataron que al menos tres negocios estaban en llamas. En primera instancia lograron abrir la cortina de uno, pero en los otros los trabajos se dificultaron.
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Con muchos esfuerzo los apagafuegos estaban intentando ingresar a un local pero no podían, hasta que finalmente llegó el dueño al sitio y abrió los candados. Pese a los cortocircuitos, los bomberos lograron sofocar un poco el incendio.
Sin embargo, aún con el trabajo rápido de extinción de los uniformados, muchos de los productos que vendían en los negocios se perdieron. Según informaron, en su mayoría eran de agropecuaria.
El propietario de uno de los negocios de nombre Adalberto Sabillón declaró que estaban viendo «un patrimonio» ser destruido por las llamas. Por otro lado, explicó que tenían aproximadamente 20 años de vender en el local.
«Terminó nuestro esfuerzo, es nuestro patrimonio para mantener a nuestras familias. Trabajábamos duro», añadió con desconsuelo el ciudadano.
Aunque los bomberos lograron controlar el incendio en los primeros tres locales, se reveló que las llamas se extendieron hacia los locales de la parte trasera, donde llegaron varios hondureños para intentar salvar sus productos.
Desesperados los dueños ayudaron a abrir las cortinas de entrada y no podían disimular la tristeza al ver cómo el siniestro estaba destruyendo aquello que «les da de comer«. Con el fin de no perderlo todo, algunos ingresaron a los recintos y sacaron muebles y otros objetos.
«En un abrir y cerrar de ojos perdimos 23 años de lucha», mencionó José Osorio, dueño de uno de los locales consumidos.
De igual manera, el comerciante externó que era un sacrificio de muchos años el que veían destruidos en el fuego. Asimismo, explicó que de su negocio dependían unas siete personas.
«Patrimonio de familia. Desde que mi papá nos heredó y ahora estamos viendo esto», añadió. Al mismo tiempo que sostuvo que en los negocios no se habían dado incendios e incluso siempre se mantenían precavidos.
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