Luego de que el narcotraficante Carlos León descubriera que su esposa había sido asesinada, se vengó provocando una revuelta en la prisión donde murieron siete prisioneros.
Seis de los muertos fueron decapitados y el subdirector de la prisión fue tomado como rehén.
La muerte de Anais del Carmen Gamboa, esposa de León, se realizó luego que lo visitara en una prisión de Guatemala. Dos hombres armados detuvieron el automóvil en el que se conducía y abrieron fuego hasta acabar con su vida.
Testigos dijeron que escucharon los gritos de la modelo venezolana de 29 años, antes de morir acribillada dentro de su vehículo.
El director nacional de la penitenciaria, Luis Escobar, dijo a la prensa que a Carlos lo extorsionaban los pandilleros. También lo amenazaron con asesinar a su esposa si no pagaba. Supuestamente, él se negó.
Según expertos, las escenas no solo fueron señal de venganza, sino, una demostración de fuerza de una interminable lucha por el poder, entre los rivales dentro de la cárcel.
El analista centroamericano de International Crisis Group, Tiziano Breda, expreso que: «demuestra mucha fuerza, reafirmando el control de la prisión, reafirmando quien esta en el poder y reafirmando quien es mas feroz».
Ante esto, afirmó que los asesinatos realizados el mes pasado confirmaron una vez mas el fracaso del Gobierno guatemalteco en controlar las cárceles superpobladas. En estos recintos existe una extensa historia de levantamientos y ejecuciones violentas.
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Prisión
Este lugar es una cárcel de mínima seguridad en la ciudad occidental de Quetzaltenango. Carlos León está cumpliendo una sentencia de 105 años de cárcel por asesinato, y es un claro ejemplo del problema que se vive en la penitenciaria de Guatemala.
La prisión fue hecha para delincuentes que cumplen sentencias cortas. Por el contrario, esta tiene una población de reclusos que cumplen condenas por delitos de menores, asesinatos y trafico de droga.
Breda mencionó que la prisión se ha vuelto notoria. «Es una guarnición para las actividades de la extorsión, un bastión para los grupos de usurpación», expresó.
León era considerado intocable en la prisión. Su progenitor, Juan José León, conocido como «Juancho», fue un ladrón de autos y de ganado. Tuvo fama de robar los cargamentos de cocaína de otros contrabandistas. A esta practica se le conocía como «tumbes» y, le generó muchos enemigos.
Dejó de ser intocable
En el año 2008, su familia recibió un fuerte golpe cuando su padre lo asesinaron los zetas de México, en un tiroteo donde hubo 11 muertos.
En el 2011, asesinaron al hermano de Juancho, Aroldo, quien según informes era el jefe del clan. Al parecer, su muerte estuvo relacionada con la muerte de 29 personas en un rancho, por venganza.
Esta matanza fue una de las mas grandes en el país, desde que termino la sangrienta guerra civil en 1996. La Policía expresó que 200 hombres armados llegaron en buses y, decapitaron a las víctimas.
Cuatro años después, a Carlos León se le capturó y se le acusó de matar a tres personas en una finca que el se había querido apoderar a la fuerza. Lo condenaron en el 2017.
Los fraudes de extorsión en la cárcel de Guatemala, siguen lineamientos y se inician desde que llega un preso.
«Hay algo que se llama «talacha«, que es básicamente una tarifa de entrada que todo preso tiene que pagar. Es solo para alquilar el derecho a estar allí y a no ser violado, agredido, golpeado o incluso, asesinado» dijo Breda.
El impuesto comienza desde $400, luego aumenta según el perfil del recluso. Se dice que los administradores de la prisión son cómplices a cambio de obtener parte de las ganancias. Los presos también pagan al grupo que controla la prisión, desde el derecho a un colchón, hasta para tener acceso a un celular.
Este negocio de la extorsión es la que provoca la lucha de poder entre los rivales dentro de la prisión. La muerte de Gamboa pudo ser una manera de desafiar el poder de León.
Más violencia
La violencia que explotó durante dos días a finales de mayo, fue el ultimo ejemplo del colapso de la autoridad en las cárceles de Guatemala. Según la Investigadora del centro de estudios local, CIEN, el problema radica en la superpoblación y la falta de urgencia del Gobierno.
La prisión donde esta León, esta trabajando a mas del 300 % por arriba de su capacidad. «Esto favorece el control de los presos dentro de sus cárceles» expresó Dedik, quien afirma que el personal penitenciario esta abrumado por el hacinamiento de reclusos.
Luego del motín, los funcionarios llevaron a 77 supuestos extorsionadores a otras recintos, Sin embargo, León, allí permaneció.
No obstante, algunos funcionarios reconocen que es poco probable que los traslados tengan algún efecto positivo, ya que las cárceles siguen superpobladas.
Escobar dijo a la prensa local, a través de un comunicado que: «Ha sido complicado para nosotros porque podemos sacar cien personas, pero luego nos envían otras cien.
Dedik, argumentó que la baja prioridad dada al sistema penitenciario sugiere que la causa de el ultimo acto violento pueda que nunca se comprenda totalmente.
«Muchas veces, cuando ocurren eventos como este, el caso permanece bajo investigación durante años, pero nunca termina con la gente sabiendo lo que realmente sucedió» finalizó.
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