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martes, julio 16, 2024

De «vender marihuana» a cantarle a Dios: jóvenes reclusos aprenden música

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Son 15 jóvenes adolescentes del Centro Pedagógico de Internamiento Jalteva ubicado en el municipio de Cedros, que tres veces por semana asisten al taller de música con la aspiración de mejorar sus capacidades creativas.

Uno de los jóvenes dijo que «yo siempre quise ser cantante. Aquí, en el Centro, por primera vez vine a tocar una guitarra eléctrica, gracias al profe ahora puedo tocar con mis compañeros las canciones que más nos gustan. Esto nos hace muy felices».

Según se informó, los jóvenes cuentan con un maestro calificado que les enseña técnicas de percusión, viento, cuerdas y teclado.

Por su parte, David Maradiaga, Director del Centro destacó que «generalmente su paso por la banda es corto pero la satisfacción de verlos desarrollar su talento es parte del modelo de atención en el área educativa que junto a otras intervenciones en el área de salud integral, talleres vocacionales, deportes, construcción de valores, habilidades para la vida y formación espiritual, impactan positivamente en la rehabilitación y futura reinserción social de los adolescentes que tutela el INAMI«.

Maradiaga dijo que con dicho proyecto sucede un intercambio de culturas. Él mencionó que los jóvenes se apoyan unos a otros. La música les genera autoconfianza, liderazgo y bienestar moral.

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Donación de instrumentos

Según se conoció en el 2017, el Centro recibió el apoyo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de la Educación Alternativa No Formal (CONEANFO). Luego, el Plan Internacional donó una consola y amplificadores, 6 teclados, una batería, 6 guitarras acústicas, una trompeta y un saxofón.

Sin embargo, con el incendio ocurrido en el 2020, se dañaron en su mayoría. Pero debido al éxito obtenido con el taller, en el 2021, el organismo entregó una nueva donación que incluyó una batería UPS, 6 guitarras acústicas, un teclado y micrófonos, además de la instalación eléctrica para mejorar el área de taller de música.

Otro de los jóvenes expresó que «yo he tenido una vida difícil, desde niño tuve que vender agua en las calles para ayudarle a mi mamá. Ni cuenta me di a qué hora ya estaba vendiendo marihuana en una esquina y luego otras cosas que me trajeron aquí».

Continuó diciendo que «hacer música y escribir mis propias canciones me abren nuevos caminos. Yo sé que la música me llevará a otros jóvenes para compartirles un mensaje de paz y cristiandad, porque con la ayuda de Dios, nuestras vidas se restauran».


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