TEGUCIGALPA, HONDURAS. Unos 500 representantes de empresas hondureñas están recibiendo cursos sobre cómo reiniciar, apropiadamente, sus actividades en medio de la emergencia sanitaria por COVID-19.
La impartición de las cátedras está a cargo del Consejo Hondureño para la Empresa Privada (COHEP) en conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y una universidad privada de injerencia regional.
El propósito de lo provisto, según Juan Carlos Sikaffy, titular del COHEP, es forjar líderes que después transmitirán los conocimientos adquiridos a más personas. La inversión por parte de la empresa privada ha sido millonaria, aseguró.
«Les estamos capacitando en la importancia de la bioseguridad ocupacional. Formamos líderes que capacitarán a otros empleados y a otras empresas para que estén listas. Invertimos entre tres y cuatro millones (L)», detalló.
Además, agregó que la mayoría de rubros económicos ya están listos para la reapertura. «Saben que hay una realidad en el mundo y tenemos que acatarla. Tenemos que aprender a vivir con el virus», comentó.
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Una economía interconectada
El empresario se mostró enfático en su comparecencia ante los medios de comunicación sobre la necesidad de una reapertura «inteligente» de las actividades económicas. Planteó que, de no efectuarse, grandes porciones de población entrarán en calamidad, situación que no se solucionará a corto o mediano plazo.
«(La reapertura) Tiene que hacerse de manera urgente. Mucha gente no tiene ingresos; tenemos que levantarnos y empezar a trabajar, tomando conciencia de que la salud de cada uno está en nuestras manos», recalcó Sikaffy.
Asimismo, describió que la economía hondureña está interconectada. Explicó ese enunciando señalando que entre el 50 y 60 % de los micro y pequeños empresarios son empleados directos o indirectos de la mediana y gran empresa.
«Mucha de la economía informal requiere servicios de los formales. Yo creo que el Gobierno tiene que empezar a abrir la economía de los grandes para darle respiro a los emprendedores y que puedan empezar a trabajar», detalló.
Según cifras que maneja el COHEP, previo a la crisis, en una década, se crearon 433 mil empleos. Luego, desde la llegada de la emergencia, se han perdido medio millón. Eso, en el sector formal; en el informal, la pérdida es «dramática», con 1.2 millones de personas que dejaron de recibir ingresos.
La empresa privada afirma que, en una economía que se «derrumba», los jóvenes y mujeres son los grupos de la sociedad más golpeados por las consecuencias.
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