TEGUCIGALPA, HONDURAS. Debido a que no les permiten vender sus productos, los vendedores ambulantes del centro de Tegucigalpa decidieron ayer cerrar a la fuerza unos 50 negocios que sí operan durante el toque de queda absoluto que decretó el gobierno ante la propagación del COVID-19 en el país.
Ante esa situación, los mercaderes solicitan a la alcaldía los permisos para comercializar con todas las medidas de bioseguridad en la zona. Los comerciantes alegan que de sus ventas viven el día a día, y exigen la oportunidad para poder subsistir.
«No nos permiten vender nuestros productos y a otras empresas o tiendas sí los dejan operar sin ninguna novedad. Tenemos hambre, necesitamos vender. La economía es precaria y tenemos cuatro meses. El gobierno lo único que nos ha dado son dos bolsas de comida», planteó uno de los vendedores.
En ese sentido, solicitan a la alcaldía que los organice para que los dejen circular y atender respetando medidas. Los vendedores advirtieron que si no llegan a un acuerdo con las autoridades, continuarán con las acciones durante los próximos días.
Su forma de protesta durará hasta que se les permita comercializar su producto por las calles del centro de Tegucigalpa.
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COVID-19: cierran el Distrito Central por aumento de casos
Debido a la falta de cumplimiento de los protocolos de bioseguridad, el aumento de contagios de la COVID-19 y saturación de la capacidad hospitalaria, las autoridades gubernamentales determinaron suspender la «fase 1» del proceso de repertura inteligente de la economía en el Distrito Central.
Lo anterior, significa que todos los negocios deben permanecer cerrados. De esa disposición solamente se exceptúan los supermercados, gasolineras y farmacias; pueden atender al público en los horarios establecidos y de acuerdo al último dígito de su tarjeta de identidad.
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