TEGUCIGALPA, HONDURAS. El papá de Los Cachiros, Santos Isidro Rivera falleció en las últimas horas en Miami, Estados Unidos producto de la diabetes.
Isidro Rivera estaba en el país norteamericano como testigo protegido por el caso que se les sigue a sus hijos por el delito de tráfico de drogas. El fallecido estaría siendo trasladado a Honduras para su velatorio y posterior entierro. Cabe mencionar que «Los Cachiros» fueron uno de los grupos transportistas de drogas más grandes de Honduras.
El grupo estaba conformado por una familia de antiguos ladrones de ganado. En ese sentido, se convirtió en un jugador importante en el comercio de cocaína entre organizaciones colombianas y mexicanas. Además, llegaron a acumular un patrimonio neto de casi mil millones de dólares. Se cree que el grupo compraba las drogas a organizaciones colombianas, posiblemente en Nicaragua, así como en Honduras.
Luego pasaban la cocaína al Cartel de Sinaloa y a otros grupos mexicanos. Los Cachiros tenían grandes intereses empresariales y políticos, que se extendían hasta la élite hondureña. Tenían contactos importantes en el ejército y en la policía. Particularmente en el departamento de Colón, el bastión del grupo.
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Seguimiento norteamericano
El gobierno de Honduras ignoró al grupo criminal hasta hace poco. Sin embargo, recientemente el gobierno de Estados Unidos comenzó a mostrar un especial interés en Los Cachiros, atacando los activos del grupo.
Pese a que no hay una cifra ni siquiera aproximada de la cantidad de droga que fue transportada por “Los Cachiros”; se sabe que dominaron el negocio a nivel centroamericano desde el 2003 hasta el 2013, aproximadamente.
En septiembre 2013 ejerció fuerte presión sobre el gobierno hondureño para que confiscara entre 500 millones y 800 millones de dólares en propiedades de la familia. Presuntamente a través de un acuerdo negociado con la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus iniciales en inglés), dos de los líderes de esta organización se entregaron a las autoridades estadounidenses en enero del 2015, dejando a la organización frente a un futuro incierto.
Se cree que el grupo compra las drogas a organizaciones colombianas, posiblemente en Nicaragua, así como en su natal Honduras. Luego pasan la cocaína al Cartel de Sinaloa y a otros grupos mexicanos.
Operando a lo largo de la frontera entre Olancho y Colón, los hermanos Rivera Maradiaga, al parecer con la bendición de su padre, empezaron a robar y a revender ganado.
Sus propiedades se expandieron con el tiempo. Y en algún punto a finales de los años noventa y principios del nuevo siglo se unieron a la figura más importante del hampa de la zona, Jorge Aníbal Echeverría Ramos, alias “El Coque”.
