Tegucigalpa, Honduras. El medio internacional Infobae califica a Catacamas, una de las ciudades más grandes del departamento de Olancho, como el «nuevo kilómetro cero» del narcotráfico.
Infobe comenzó indicando que Catacamas ha sido, desde finales del siglo pasado, uno de los cruces más importantes en el trasiego continental de cocaína procedente de Suramérica.
Siendo limítrofe con las sierras de Agalta y la cadena montañosa de Colón, es la última gran ciudad que se abre a las selvas de La Mosquitia y, de ahí, a la porosa frontera con Nicaragua.
Asimismo, afirmó que Olancho desde hace años atrás ha sido gobernado por mafias políticas que conviven con clanes de narcotráfico. Destacando el clan ‘Amador’ como el principal.
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Los Amador y su extenso poderío
Infobae afirma que el dinero que alimenta la vida en Catacamas llega, la mayoría, de tres fuentes: la ganadería, la madera y el narcotráfico.
Cuando se viaja hacia el norte, a los linderos de la sierra y desde ahí a los caminos que se adentran en las selvas de La Mosquitia y llegan hasta el Río Patuca, en las proximidades de la frontera con Nicaragua, se pasa por un aeródromo conocido como El Aguacate y por una ciudad maderera más pequeña, Dulce Nombre de Culmí.
Asimismo, indica que el clan Amador ha dominado un buen porcentaje de esos lugares durante la mayor parte en la última década. Su zona de influencia se extiende desde Catacamas hasta las trochas y caminos que conectan con las pistas clandestinas a la que siguen llegando aeronaves cargadas de cocaína procedentes de Suramérica.
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Son los empleados de Los Amador quienes reciben la droga, la empaquetan y la mueven; luego, es encaletada en vehículos y camiones por esos caminos, algunos de los cuales ellos mismos ayudaron abrir, donde la selva era más densa.
En Olancho, el tráfico de cocaína se instaló sobre las viejas rutas del trasiego ilegal de maderas preciosas y coníferas. Dominado por políticos y hampones locales como Lincoln Figueroa, exalcalde de Catacamas. A quien las autoridades hondureñas investigaron por sospechas de que se benefició del tráfico de madera a través del control de aserraderos.
Figueroa tenía vínculos con Los Amador, quienes también han tenido el título de ganaderos y comerciantes de la madera. Tanto Figueroa como Los Amador son dueños de vastas extensiones de terreno en los bosques y mesetas que rodean Catacamas.
Influencia en la política
Los Amador para mantener su control del territorio, echaron mano de influencia política, de sicarios y de decenas de subcontratistas de la zona. Mismos que les ayudaron a mover toneladas de droga desde Olancho hasta La Ceiba, San Pedro Sula y Santa Rosa de Copán.
Clave en el abastecimiento de cocaína en la ruta olanchana es el aeródromo El Aguacate, controlado por el ejército hondureño. Ubicada a pocos kilómetros de Catacamas y por la que siguen aterrizando cargamentos de cocaína.
El control del clan Amador sobre esos caminos y sitios de abastecimiento se fue afianzando en los últimos años. Según las autoridades hondureñas Fredis Reynaldo Amador, heredero de los fundadores del clan, es uno de los narcotraficantes más importantes de Honduras, concluye Infobae.
