TEGUCIGALPA, HONDURAS. El cardenal de la Iglesia católica de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez, habló sobre la violencia que azota al país en la homilía de este domingo 17 de julio de 2022.
En ese sentido, el religioso dijo que la ola de homicidios que se está registrando últimamente perjudica y lastima a Honduras. Expresó que es importante que el pueblo haga oraciones para alejar la criminalidad y acercar a Dios a la nación.
“Asesinando no se construye una mejor Honduras, no podemos seguir así. Honduras debe cambiar, reconciliarse y pensar en hacer el bien. Hay que orar más para que nuestro país se acerque a Dios”, explicó el cardenal hondureño.
Pecados de Honduras
En la homilía dominical de este día, el líder católico citó que La Biblia explica que la violencia no viene de Dios, sino de personas a las que la maldad y la ambición les consumió su alma.
“Los que crecieron embrutecidos por el dinero son capaces de quitarle la vida a otros por medios materiales que ahí se quedarán y que nunca disfrutarán y jamás tendrán la paz interior en su conciencia sabiendo que son asesinos”, aseveró.
Agregó que es algo triste observar cómo el ser humano se deja tentar por la maldad y solo piensa en matar y destruir.
“Esta semana hemos visto con horror ese crimen abominable, fruto de una planificación cuidadosa. Qué triste cuando el ser humano se deshumaniza y piensa solamente en matar y destruir”, manifestó Rodríguez, haciendo referencia a la masacre ocurrida el pasado jueves en el bulevar Morazán.
“Nadie tiene derecho de quitarle la vida a otras personas. No sólo debemos repudiar ese crimen, sino cada uno debe hacer lo que se pueda para ir eliminando la violencia y sembrando la ley de Dios”, agregó el católico.
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La salvación es Jesús
De igual forma, el cardenal dijo que las personas que comenten asesinatos no son ni buenos hondureños ni hijos de Dios.
«Los que han cometido barbaridades asesinando no son buenos hondureños ni verdaderos hijos de Dios», expuso. El cardenal Rodríguez finalizó diciendo que lo único que puede salvar a las personas de la maldad del mundo, es tener una constante unión con Jesús.
“Lo que nos salva es una relación personal con Jesús, que regenera muestra vida que nos aporta una fuerza sorprendente”, cerró el cardenal.
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