AFP.- Ahmed Abunada «ya no quiere ver más heridos». A principios de noviembre, este cirujano dejó el hospital Al Shifa, el más grande de Gaza, donde trabajaba sin descanso desde el inicio de la guerra, y se refugió en Alemania.
«Hemos operado en el suelo, en camillas, no teníamos más camas», explica este ciudadano alemán de origen palestino, de 47 años.
El viernes fue recibido en Berlín por el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, junto a otros siete compatriotas que, como él, pudieron dejar la Franja de Gaza tras la apertura del paso de Rafah en la frontera con Egipto.
«La semana de mi salida del hospital, la situación empeoró: no teníamos corriente, ni agua, ni oxígeno». Y sin oxígeno, es imposible operar: «Es por esto que dejé el hospital, en el 28º día de guerra«.
El ejército israelí ha asegurado que el hospital Al Shifa escondía el principal centro de mando de las operaciones de Hamás en la Franja de Gaza, algo que el movimiento palestino desmiente.
Cuestionado por la presencia del grupo en el complejo hospitalario, Abunada responde: «Yo ejercía allí como médico y no la constaté».
El director de Al Shifa, Mohamed Abu Salmiya, fue detenido el jueves para ser interrogado por los servicios de inteligencia israelíes. «Espero que sea liberado pronto», se limitó a comentar el cirujano.
Abunada estudió en Alemania y cuenta con una parte de la familia que vive en la región de Hesse, en el centro del país. Desde hace ocho años vivía en Gaza con su esposa y sus cuatro hijos, uno de los cuales resultó herido antes de marchar.
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«¿A quién dejo morir?»
La guerra estalló por el sangriento ataque de Hamás el 7 de octubre, en el que sus milicianos mataron a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 240, según las autoridades israelíes. Su ejército asegura que algunos rehenes estuvieron detenidos en Al Shifa.
Israel prometió «aniquilar» a Hamás como respuesta al ataque y lanzó una ofensiva aérea y terrestre en la Franja de Gaza, donde han muerto casi 15.000 personas, según el gobierno de este territorio controlado por el movimiento islamista.
Las tropas israelíes lanzaron un asalto a mediados de noviembre contra el hospital Al Shifa y rastrean habitación por habitación en busca de los supuestos escondites de Hamás.
Jefe de servicio de cirugía vascular en este complejo, Abunada explica que tuvo que tomar decisiones «particularmente difíciles» desde el inicio de la guerra.
«¿A quién dejo morir, a esta mujer o a este hombre? (…) No tengo tiempo de reconstruir a este niño, entonces tengo que amputarlo. Es muy duro para un médico«, admite.
Como único responsable de su servicio, apenas tenía tiempo para descansar. «Naturalmente tenía que hacer pausas para dormir. Pero dormir sin poder acostarte es difícil», cuenta.
«Los bombardeos estaban por todas partes. Había demasiado ruido para dormir una noche entera», añade.
La semana antes de su partida, los cadáveres se acumulaban en la entrada, afirma. «Los cuerpos olían y los perros se acercaban para devorarlos», explica.
«Escuché que enterraron muertos en el hospital después de mi marcha», recuerda.
En su encuentro con el presidente alemán, este doctor describió la situación en Gaza y le rogó que se envíe ayuda a los palestinos.
«Pedí la creación de un puente médico aéreo que suministre material y medicamentos pasando por Egipto«, explica.
«Hay muchos médicos alemanes de origen palestino. Podrían recibir permisos para ir a ejercer allí. Todo paciente tiene derecho a ser curado», insiste.
El cirujano espera que la comunidad internacional juzgue el conflicto «teniendo en cuenta ambos lados» y considerando también «las cuestiones humanitarias y humanas».
Parte de su familia se ha quedado en la Franja de Gaza. Está muy preocupado por su madre, que tuvo que dejar su casa para ir hacia el sur del territorio. A pesar de sus 85 años fue a pie.