La elaboración de un iPhone nuevo, por ejemplo, deja unos 47 kilos nuevos de dióxido de cárbono en afectación al planeta.

Además, a eso debe agregársele lo que producen otros materiales y sustancias tóxicas que se forjan de antemano, para utilizarse en la fabricación final del teléfono.

En ese sentido, por dejar de comprar tantos teléfonos nuevos, ese país de la península Ibérica en Europa se ahorró 103 mil toneladas de plástico, 772 mil de acero, y 68 mil de aluminio.

Esas cifras tan enormes quizá nos pueden poner a pensar en que no es conveniente tirar los celulares sólo porque «pasan de moda» o porque se nos antoja que ya queremos uno más potente. Podemos ser mucho más considerados con el medio ambiente y cooperar contra el cambio climático.

Hay otras fabricaciones que emiten mucho más del nocivo dióxido de carbono también. Por ejemplo, cada carro emite unos dos mil 805 kilos en su creación, mientras que una laptop unos 350 kilos y un televisor unos 52.

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