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viernes, abril 26, 2024

PENSAMIENTO ÉTICO DE RAMÓN ROSA

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Claudio Roberto Perdomo I

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La obra de Ramón Rosa, presenta diversas perspectivas  desde  las que se pueden identificar algunos de los rasgos predominantes en las doctrinas éticas clásicas. Estas ideas se pueden encontrar al interpretar su visión política, social y económica, sustentada en el discurso que el hombre ha construido para reflexionar y problematizar sobre el contenido y finalidad de los actos morales en torno a la felicidad, el bienestar y la justicia.

El principio de la ética intelectualista de Sócrates en el que plantea que el que conoce la justicia es justo, puede ser considerado como un antecedente importante de la tesis de Rosa cuando nos expresa que “la ciencia nos enseñará a ser justos. La ignorancia, por lo común acompañada de siniestras pasiones, no deja ver y apreciar los beneficios que reciben los pueblos, ni deja ver y apreciar todas las consecuencias de los males que causan”.

Por otra parte, siguiendo esta línea de pensamiento, la justicia como base socio – moral y la educación como medio para conocerla y practicarla nos acercan a la ética de las virtudes desarrollada por Platón en La República. Para él la mejor forma de gobierno es aquélla que se basa en la justicia: la aristocracia, ésta es única y corresponde al carácter del hombre justo, mientras las otras son tan diversas como varios son las caracteres viciosos del hombre. Rosa, que se identificó con la forma de gobierno democrático,  admitió en sus ideas políticas a la aristocracia de la virtud y el talento.

En el pensamiento ético de Rosa también podemos encontrar presente las ideas  eudemonistas desarrolladas en la  filosofía aristotélica, el empirismo inglés y  la ilustración; y desde el cual se asume la felicidad como fundamento de la vida moral. Nuestro pensador expresa que “si el fin de la vida es el bien, procuremos el bien a nuestra juventud proporcionándole una instrucción positiva, fecunda en resultados de felicidad  individual  y para el bienestar y progreso de la nación”.

El bien y la felicidad como virtudes capitales de la ética, también se extienden y aplican en el estudio moral efectuado desde la doctrina utilitarista, la cual conoció Ramón Rosa a través de sus lecturas sobre las obras de Jeremy Bentham y John Stuart Mill.

En su discurso de apertura de la Universidad Central de Honduras expresa: “quienes son más útiles y más felices, nuestros bachilleres que, después de cuatro o cinco años de estudio, nos hablan mucho de ontología, de teodicea y dialéctica, y que no pueden procurarse una ocupación provechosa, o nuestros telegrafistas que, con seis meses de estudio de una de las aplicaciones de la electricidad, prestan servicios importantísimos”.

Siendo Rosa, uno de los máximos representantes del positivismo liberal latinoamericano y pretendiendo desde este modelo, impulsar reformas en los planes y programas en los estudios universitarios de su época, es preciso destacar que el criterio para validar los conocimientos que los educandos aprenden está determinado por su utilidad o aplicación práctica en los diferentes ámbitos de la vida personal y social.

Para finalizar con esta breve reflexión, se debe decir que en su actividad intelectual, el máximo exponente del pensamiento hondureño en la segunda mitad del siglo XIX, asumió las posturas de un libre pensador y forjó un humanismo que debe ser retomado y aprendido por las nuevas y futuras generaciones, en la afirmación de nuestra identidad y en el reconocimiento del deber que tenemos de estudiar a quienes a través del tiempo han dejado legados imborrables, y por tanto, recurrentes en la recreación de nuestra memoria histórica.

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