Redacción. En el barrio de Pueblo Nuevo, en Antioquia, Colombia, esta historia de amor ha conmovido a todos los habitantes y se ha hecho viral en las redes sociales. María Georgina Muñoz y Daniel Hernández, conocidos cariñosamente como doña Georgina y don Nalo, fallecieron el mismo día y a la misma hora, a pesar de encontrarse en lugares separados por kilómetros de distancia.
El pasado viernes 24 de mayo, doña Georgina, de 85 años, había viajado a Medellín para una cita médica debido a una operación de hernia. Sin embargo, durante su estadía en el hospital, su salud se complicó por una infección, lo que llevó a su traslado urgente a otro hospital en la localidad de Rionegro. Lamentablemente, la mujer sufrió un paro cardiorrespiratorio y, a pesar de los esfuerzos médicos, murió pocos minutos después de ser entubada.
Coincidentemente, a la misma hora, don Nalo sufrió un infarto en el municipio de Apartadó. Fue trasladado al hospital local, pero también falleció poco después de ser ingresado. Esta asombrosa coincidencia ha dejado a la comunidad atónita. Ellos recordaron la profunda conexión entre esta pareja, que no los pudo separar, ni siquiera por la muerte, tras más de 6 décadas juntos.
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El periodista local Jesús Ovidio Salazar, quien conocía personalmente al matrimonio, fue el primero en informar sobre este evento tan inusual. “El amor de los tiempos de antes es único e inigualable, juntos vivimos y juntos nos vamos”, expresó Salazar en sus redes sociales, reflejando el sentir de todos los que conocieron a doña Georgina y don Nalo.
El domingo 26 de mayo, los cuerpos de ambos ancianos los llevaron de vuelta a su hogar en Pueblo Nuevo, donde se realizaron los servicios funerarios. Familiares y amigos se reunieron para despedir a la pareja en una emotiva ceremonia, recordando su vida y legado. Durante más de 60 años, doña Georgina y don Nalo fueron un ejemplo de amor y compromiso, criando juntos a sus 8 hijos y siendo un pilar en su comunidad.
La historia de esta pareja ha tocado el corazón de muchos, destacando no solo por la extraordinaria coincidencia de sus muertes, sino también por el amor que compartieron. En un mundo donde las relaciones duraderas son cada vez más raras, la vida de doña Georgina y don Nalo resalta como un faro de esperanza. Asimismo, como un recordatorio del poder del amor verdadero.