Redacción. Un niño de siete años tiene en completo asombro a los médicos de un hospital de Nepal, luego de que ingiriera un lápiz de 10 centímetros y lo expulsara de forma natural.
Un medio de comunicación local señaló que los padres del menor lo llevaron al centro médico al percatarse de lo que había consumido el menor. Al llegar el nosocomio, los especialistas le realizaron radiografías para poder constatar el objeto extraño.
Milagrosamente, el filoso objeto no le causó ningún daño al niño, quien minutos después de los exámenes jugó tranquilamente.
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«La radiografía abdominal inmediata reveló un lápiz en el estómago con una longitud estimada de aproximadamente 10 cm y sin signos de complicaciones», asegura el informe.
Del mismo modo, las examinaciones no arrojaron signos de posible obstrucción, perforación o peritonitis en las continuas radiografías realizadas.
El pequeño no sufrió dolores de estomago ni vómitos, por lo que los médicos estaban sorprendidos. Después de 24 horas el niño expulsó el lápiz por medio de sus heces. Lo asombroso es que el objeto estaba completo.
Otro hecho extraño
Los lentes de contacto a veces son usados para fines estéticos, también para ayudar a las personas con alguna deficiencia en su visión. Pero, sin importar la razón, siempre debe seguir las recomendaciones de su médico. Sin embargo, una mujer no se quitó sus pupilentes durante 23 días, logrando acumular una masa.
El Dr. Mohammed Alanazi compartió lo que podría sucederle a alguien que se duerme con lentes de contacto puestos. En su video mostró a una de sus pacientes que acudió a su consultorio por una molestia en la cuenca del ojo.
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Luego de investigar un poco sobre el caso, el oftalmólogo se enteró de que su paciente se dormía con los «pupilentes» o lentes de contacto puestos. Estos se movían hacia arriba y a la mañana siguiente la mujer se ponía unos nuevos; acción que repitió en 23 ocasiones, provocando que se acumulara una masa de lentes en su ojo.