TEGUCIGALPA, HONDURAS. Un total de 310 ventiladores mecánicos que adquirió el Gobierno de Honduras para la atención de pacientes con COVID-19 continúan sin cumplir su función en los hospitales a nivel nacional.
Los contagios están próximos a llegar a 50 mil en el país, por lo que la problemática sanitaria está lejos de ser solucionada. En ese sentido, los médicos claman porque se hagan las diligencias pertinentes para que el equipamiento pueda ser de utilidad.
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Una necesidad «imperiosa»
El Instituto Nacional Cardiopulmonar («Tórax») es el centro en la capital que se asignó para recibir a los pacientes con una sintomatología avanzada. Carlos Aguilar, neumólogo que labora para ese centro, hizo hincapié en la necesidad de que se actúe en torno a los ventiladores en mención.
«Es una necesidad imperiosa de que se traten de recuperar, reponer o reponer estos aparatos que son importantísimos para manejar pacientes con afectaciones respiratorias para todo el país, no sólo aquí», manifestó el médico.
Seguido, enfatizó que una gran cantidad de hospitales en el territorio nacional están recibiendo infectados con COVID-19 y por tanto la presencia de los equipos es primordial.
«Considero que es necesario que se realicen las investigaciones oportunas y que se resuelva lo más pronto posible. Son muchísimos pacientes que día a día pueden beneficiarse del uso de estos dispositivos», agregó.
Además, el galeno aseguró que el «Tórax» sobrevive ante una combinación de esfuerzos que realizó la Secretaría de Salud y otros organismos privados para la obtención de las herramientas adecuadas para manejar la afluencia.
Situación podría empeorar
También, Aguilar externó que está presentándose un descenso marcado en el número de pacientes que requieren hospitalización; eso está otorgando un «respiro» en el uso de los equipos. Sin embargo, advirtió que podrían venir momentos críticos donde será vital tener listo los ventiladores que se prometieron.
«Esto no es una tendencia definitiva; es más, se habla de que probablemente en septiembre o en los primeros días de octubre puede haber un nuevo brote, una oleada más de pacientes y debemos de estar preparados para evitar justamente lo que nos ocurrió previamente, que no teníamos camas, ni equipos suficientes y tampoco recursos humanos», explicó.
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