NASA: cómo «tocar» el Sol y no derretirse en el intento

"Parker" llegará al Sol en noviembre del presente año.

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NASA

REDACCIÓN. Un cohete despegó con una carga muy especial: una sonda que buscará «tocar el Sol», según la NASA, llegando más cerca de nuestra estrella que ninguna misión anterior.

La Sonda Solar Parker, fue diseñada para soportar temperaturas cercanas a los 1.400 grados centígrados sin derretirse.

Los científicos esperan que la misión ayude a resolver uno de los grandes misterios de la astronomía: ¿Por qué la corona solar es más caliente que la superficie del Sol?

Resistencia

Una vez que la sonda abandone la Tierra, hará una maniobra en torno a Venus para reducir su velocidad y aproximarse de manera controlada al Sol.

Está previsto que la sonda llegue a su primer punto de aproximación al Sol el 5 de noviembre. Luego, continuará aproximándose más y más a la estrella a lo largo de 25 órbitas durante siete años.

La sonda se desplazará a una velocidad de 200 kilómetros por segundo, convirtiéndose en el objeto más rápido creado por seres humanos.

En su último acercamiento, en 2025, Parker se encontrará a unos seis millones de kilómetros de la superficie del Sol.

¿Cómo es posible que no se derrita?

«La Sonda Solar Parker va a volar adentro de la corona del Sol, la atmósfera del Sol, que tiene una temperatura en los millones de grados. Pero la atmósfera, en la parte del espacio donde volará la sonda, tiene una densidad muy baja», explicó el ingeniero Juan Felipe Ruiz, jefe adjunto del equipo de ingeniería mecánica de la Sonda Solar Parker.

«Entonces, aunque estemos volando dentro de una atmósfera de millones de grados, ese calor no le llega a la nave, no hay un mecanismo de transferencia de calor», continuó diciendo.

«El calor que sí tenemos que soportar y el gran desafío de ingeniería que hemos tenido que enfrentar para diseñar esta nave es el calor que llega de la radiación del Sol», concluyó.

Sonda Espacial Parker.

Escudo protector

Ruiz, quien nació en Estados Unidos de padres colombianos y creció en Bogotá, trabaja en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad John Hopkins, en Maryland, que diseñó y fabricó la sonda.

«Para sobrevivir ese calor extremo, la sonda cuenta con un escudo térmicoprotector que mantendrá a los instrumentos de medición a apenas 30 grados centígrados».

«Es un desafío de materiales increíble, no solo crear algún material de escudo térmico que sobreviva esas temperaturas, sino diseñar un satélite que funcione con sus instrumentos dentro de la órbita».

El sistema de protección térmica tiene «paneles de carbón-carbón reforzado, un tipo de material altamente resistente a temperaturas, construido alrededor de espuma de carbón», explicó Ruiz.

«El panel superior del escudo tiene un acabado superficial blanco, que ayuda a reflejar parte de la radiación térmica solar. Durante la parte de la órbita más cercana al sol, la superficie superior del escudo llegará a más de 1300 grados celsius, mientras el resto de la sonda es protegida y no excederá 30 grados celsius».

La mayoría de los instrumentos y equipos de la nave están escondidos detrás del escudo térmico con la excepción de dos instrumentos. Uno de ellos es una «copa solar» que recoge partículas a altas temperaturas y que «estará expuesto al Sol completo, no tendrá ninguna protección», finalizó.