HISTORIA HUMANA: Doña Rosa, mujer emprendedora que ha traspasado fronteras con sus empanadas

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Doña Rosa
Doña Rosa empezó desde los 12 años a trabajar y puso su repostería cuando se casó.

TEGUCIGALPA, HONDURAS. Doña Rosa es una mujer que a base de esfuerzo y trabajo pudo sacar adelante a sus hijos. A sus casi 62 años se siente muy orgullosa de haber educado a sus cuatro hijos como personas trabajadoras.

En su repostería ubicada en la colonia 21 de Octubre, Doña Rosa María enciende el horno desde las 5:00 de la mañana para preparar los pastelitos de piña que le han dado el sustento necesario para ayudarle a su esposo a mantener a la familia.

Sus inicios 

»Yo siempre fui una mujer muy inquieta», me cuenta Doña Rosa.  En ese momento, recuerda cuando su esposo le dijo que dejara de trabajar en la repostería donde ella laboraba desde los 12 años. »Yo le pedí a él que me sacara una estufita, con esa empecé haciendo pocos pastelitos hace unos 30 años».

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La sexagenaria recuerda con mucha nostalgia que »la empanadas yo antes las vendía a 10 centavos. Ahora la vida está muy dura, inclusive la gente no quiere trabajar y ni hablar lo caro que me sale la materia prima».

Y remarcó: »Con la ayuda de Dios y trabajo duro pudimos criar a nuestros hijos».

Toda una vida trabajando 

Una mujer de seis décadas tiene muchas historias que contar, anécdotas que le marcarían la vida a cualquiera.

»La primera vez que me atreví a hacer pasteles, me fui a la UNAH y llevé 40 pasteles, no los pude vender todos, pero decidí seguir adelante y así fui agarrando clientes».

A muchos jóvenes no les gusta trabajar, señaló Doña Rosa con una voz carrasposa, afectada por el pasar de los años, pero con la misma energía de tiempos ya pasados.

»A mis hijos desde pequeños les enseñé a trabajar. Son personas de hogar y tienen valores que, gracias a Dios, aún los mantienen», presume la repostera.

Su familia es su soporte

En un momento de la plática, Doña Rosa se escucha algo nostálgica, comienza a profundizar sobre su mayor tesoro: sus hijos.

»Son muy trabajadores. Todos aprendieron a hacer pasteles pero solo uno se quedó trabajando conmigo. Una se me fue para los Estados Unidos, la menor se acaba de graduar de la universidad y el otro tiene más de 12 años de trabajar en una empresa».

Doña Rosa
Doña Rosa inicia desde las 5:00 am a trabajar y termina a las 6:00 de la tarde.

Cabe destacar que las empanadas de Doña Rosa María, han traspasado las fronteras. Y es que españoles, canadienses, norteamericanos y otros países, se han llevado un poquito de las delicias que prepara la hornera.

Al final, Doña Rosa cerró la conversación con una frase: »Mis hijos son mi mayor orgullo».