TEGUCIGALPA, HONDURAS. El periodismo es sin duda una de las profesiones más completas y complicadas de ejercer tanto en Honduras como en el mundo, debido a que implica un compromiso con la verdad, la inmediatez, la información oportuna, pero sobre todo, quien lo ejerce debe hacer llegar un mensaje a la sociedad.
En la actualidad, en Honduras el periodismo y las comunicaciones son un campo abierto para las mujeres y hombres, en el que pueden demostrar profesionalismo, entrega y vocación, pese a las limitaciones y dificultades que se enfrentan en el camino.
Tal es el caso de la reconocida periodista Fany Yuliza Zúniga, quien desde hace más de una década destaca en los medios de comunicación televisivos del país. La aguerrida comunicadora, egresada de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), cuenta con una amplia trayectoria, pero detrás de la profesional también existe una gran historia humana.
Testimonio de trabajo y sacrificio
Originaria del municipio de Campamento, en el basto departamento de Olancho, del que salió hace unos años para cumplir sus metas, Fany habló en exclusiva con Diario Tiempo y contó cómo fueron sus inicios y a todos los obstáculos que se ha enfrentado para ser la reconocida comunicadora que es hoy por hoy.
Una de sus mayores experiencias profesionales y de vida, son sin duda su paso por la casa televisora TV Azteca, donde laboró por varios años y se dio a conocer al público. Sin embargo, tras su salida de este medio de comunicación, saltó a dos empresas enormes en el ámbito de las telecomunicaciones nacionales, y una de ellas es donde ahora labora y deja en evidencia su gran entrega por esta profesión.
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Entrevista a continuación:
¿Cómo toma la determinación de estudiar periodismo?
Yo ingresé primero en el CURNO (Centro Universitario Regional Nor-Oriental) en la carrera de ingeniería agroindustrial, en Juticalpa en 2006. Pero luego, en agosto del 2007, hice el traslado para Ciudad Universitaria (UNAH) aquí en Tegucigalpa, estudiando las dos carreras a la vez.
Sin embargo, me quedé a la mitad de ingeniería agroindustrial y me quedé con la carrera de periodismo en 2007.
¿Sintió el llamado por la carrera?
En realidad a mí desde chiquita me gustó hablar frente a las cámaras. Me desenvolvía bastante bien porque cuando yo estaba pequeña, en aquellos tiempos mis tíos grababan vídeos en videocaseteras para enviarlos a Estados Unidos a familiares y siempre Fany y otra prima que se llama Daisy éramos las que grabábamos los saludos a los tíos y por eso se nos hacía bastante fácil hablar.
Y a medida que avancé, siempre me gustó la idea del trabajo en campo, como ingeniería y por eso empecé allí. Pero, a medida que avanzaba en la carrera y miraba cómo se ejercía la profesión en Juticalpa (periodismo), en el CURNO solo había espacio en la carrera para los que ejercían la profesión de una u otra manera.
A mí el periodismo me llamaba la atención, pero allá no podía desarrollar la carrera porque tenía que iniciar de 0 con los estudios. Entonces, por esa razón hice el traslado para Tegucigalpa y meterme de lleno a la carrera, conocer un poquito más y siempre me gustó el don de dar respuesta a lo que la gente comúnmente no sabe.
Es por eso que me gustó iniciar la carrera y a medida iba avanzando en la misma me enamoré completamente de ella y me apasioné.
¿Cómo fue ese inicio?
Cuando yo empecé las cosas eran completamente diferentes, costaba más, era de escalar un poquito más y buscar oportunidades. Muy difícil realmente, porque en aquel momento se manejaba el estereotipo de que en los medios de comunicación grandes solo contrataban «mujeres bonitas y no a las que no somos tan agraciadas».
No se trata de creerme fea, si no que ya había un estándar en los medios de comunicación y habían algunos en donde, por ser mujer no querían contratar y menos si se iniciaba en la carrera.
Entonces, poquito a poquito perseveré, perseveré, perseveré y tuve un maestro llamado Saúl Morales, era el de televisión I y II en la Escuela de Periodismo y fue quien me inspiró a raíz de sus consejos y llevar la clase con él. Yo iba al taller de televisión a ver como de grababa en programa para Canal 45, que se llamaba «El Cierre».
Empecé a ayudarle al licenciado Saúl Morales y así comencé a involucrarme poquito a poquito, y así es como va naciendo mi gusto, pasión y amor por la profesión. Él solo me decía, «usted tiene que abrirse espacios en el campo por su capacidad, humildad y recuerde que viene de pueblo, y de usted depende caer y levantarse».
¿Qué significa enfrentar esa dificultad de salir de un pueblo a estudiar a la ciudad?
Me da un poco de nostalgia acordarme, yo entré a la universidad en 2006 después de graduarme del bachiller en ciencias y letras en el colegio de mi pueblo. Mi mamá me llevó el primer día de universidad. Estuvo conmigo en la fila para matricular, en ese tiempo se hacían desde las 2:00 – 3:00 de la madrugada, para meter una clase, y estuve un periodo en el CURNO.
Después, cuando me vine para Tegucigalpa, ya acá no me pudo acompañar. Entré a la universidad y me sentía como «perrito comprado». Era una sensación de miedo, me sentía chiquita en un lugar tan grande como la UNAH.
Pero una compañera que se llama Xiomara Hernández, que es de mi pueblo, pero que después de graduarse de bachillerato, se vino a vivir con su familia a Tegucigalpa y ellos me tendieron la mano.
Arduo sacrificio
Yo vengo de una familia que económicamente es luchadora. Mi mamá es maestra y mi papá atendía dos negocios en casa, una pulpería y un billar. Entonces la cabeza siempre ha sido mi madre, y ella solo podía darme de 350 a 500 lempiras semanales en aquel tiempo, pagando de allí el transporte de ida y venida para Tegucigalpa-Campamento.
Acá en Tegucigalpa, mi compañera Xiomara me tendió la mano en el sentido de darme donde vivir, y yo solo traía comida de mi casa (Olancho) para pagar el precio que me daban posada todo el tiempo que estuve en la universidad hasta el 2011.
Fue una experiencia bastante dura, pero al mismo tiempo bonita porque Dios no desampara a nadie. Llegaba un punto donde tenía que cuidar el dinero para el pasaje y lo que hacia era irme caminando desde la colonia 30 de Noviembre hasta la universidad. Y trataba de matricular clases temprano porque cuando no me ajustaba para el pasaje me iba y regresaba caminando.
¿Dónde comienza a ejercer de manera profesional?
Yo inicié a dar mis pininos en Canal 45 con el licenciado Saúl Morales allá por agosto del 2008. Allí él me dijo que empezara a ver cómo eran las cosas, agarrar una cámara, un micrófono e ir a la calle. Sin embargo, yo terminé mi carrera en marzo del 2012. La mayor parte de mi experiencia ha sido en la televisión.
¿Cómo mujer, qué ha significado ser una periodista en las calles?
Yo empecé siendo camarógrafa, tres años hice eso antes de agarrar un micrófono, porque cuando inicie en «Al Cierre», el lic Saúl, como ayudaba a varias chicas a hacer práctica, nos ponía en pareja y delegaba las asignaciones. Pero en realidad, todas andábamos aprendiendo.
Fue difícil en el sentido de buscar las oportunidades, yo estuve aproximadamente un mes rogando una oportunidad de trabajo en lo que hoy es Waldivisión, propiedad de Waldina Paz.
Lo logré, pero trabajaba con ella desde las 6:00 de la mañana que salíamos del Aeropuerto Toncontín, después íbamos a Casa Presidencial y luego a las 6:00 de la tarde 7:00 de la noche, porque ella era diputada. Había que cubrir la sesión, lo que significaba que yo trabajaba desde las 5:30 de la mañana hasta 8:00 de la noche todos los días y los fines de semana trabajábamos hasta las 5:00 de la tarde.
En ese entonces (2013-2014) se hacían 9 VTR completos, de 4-5 minutos con balances, era más duro y exigente.
Luego de Waldina, me pase a trabajar a Hondured, pero allí estaba ya como asistente de coordinación y casi no salía a calle. Mi jefe era Jorge Zelaya, allí estaba redactando, editando, coordinando, haciendo guiones, pero entraba a las 2:00 de la tarde y salía a las 9:00 de la noche.
Saltos
Tras eso, salté a Mundo Tv para Enma Calderón, que fue el medio de comunicación que a nivel de redacción considero que me ha hecho. Y es porque ella es una de las mejores escritoras que yo conozco actualmente, tiene una gran experiencia y es muy buena.
Ella fue ruda conmigo, me hizo llorar 6 meses consecutivos trabajando para ella, era muy muy duro. Yo creí que ella tenía algo personal en mi contra. Sin embargo, no me iba de allí y hasta hubo una vez que me dijo «si no te gusta, ándate, si no te gusta renuncia«. Me hablaba fuerte, pero nunca le lloré en frente. Pero, pasó el tiempo y ella vendió el canal.
Pues luego de eso, a mí me jaló el que hoy es alcalde de Tegucigalpa, Jorge Aldana y en ese momento se iniciaba a montar UneTv. Allí empecé como subcoordinadora y asistente de coordinación, luego realizadora de noticias y estuve escasos siete meses, pero al final uno tiene necesidades y ocupa su salario, pero en ese tiempo ya tenía mi hijo, por lo que necesitaba devengar.
¿Cómo llega a TV Azteca Honduras?
Luego de UneTv yo hice casting cuatro veces para poder entrar a TV Azteca Honduras y es allí donde tuve la experiencia más dura a nivel personal y profesional. Y fue en el sentido que directamente me dijeron que por «fea» no me podían contratar en ese canal.
Y era ese el canal con el que yo había querido trabajar siempre, porque es mexicano y que a nivel de profesión son muy serios, formales y capacitan a la gente. En su momento era genial trabajar allí. Entonces a mí me rompieron el corazón, pero bueno, había que seguir.
Yo recuerdo que eligieron a la muchacha que quedó electa en el casting y ella solo fue dos días, y era Jorge Zelaya el director. A la chica le dio miedo, ella es súper linda y creo que a la fecha trabaja como periodista en otro medio, y cuando salió, a mí me llamaron de nuevo y me dijeron que la plaza era mía.
Es así como empiezo a trabajar allí un 17 de marzo del 2015. Estuve cuatro años allí, pero luego se hizo un cambio de personal y a los 4 años, dos días, nos despidieron a varios y uno fui yo. Salí, y por supuesto muy agradecida por la oportunidad que se brinda.
¿Cómo llega a HCH y luego a TVC?
A las dos semanas me llaman de HCH, Alex y Cesia. Inicie a trabajar el 8 de junio del 2021, y salí de allí un 3 de enero del 2024, por restructuración y una de las despedidas fui yo. Posteriormente, inicié en Televicentro un 7 de febrero del 2024, donde laboró en este momento.
Mi experiencia en calle ha sido en cuatro lugares y en coordinación, producción y realización de noticias han sido dos.
¿Con todos los años de labor, como periodista qué es lo más difícil que ha enfrentado?
Lo más difícil que yo he enfrentado en todo este tiempo es haberme alejado y descuidado tanto a mi familia.
¿Qué experiencia considera gratificante de ejercer el periodismo?
Gratificantes mis reportajes en TV Azteca Honduras transmitidos en México, mi experiencia en la cobertura en las elecciones del segundo periodo de Juan Orlando Hernández, eran 17, 18 y hasta 22 horas de transmisión y amaneciendo en el INFOP para hacer la nueva transmisión para TV Azteca en México.
Otra de las experiencias bonita fue cubrir una pandemia, lo que nunca nos imaginamos que iba a pasar, sobrevivir a eso. Y por supuesto, los tres periodos electorales en los que como periodista he estado.
Tuve dos reportajes especiales en Colón, sobre migrantes que murieron y a los que repatriaron, y la familia demandó a la Policía de México y esos materiales fueron de TV Azteca Honduras, solicitados directamente por México y transmitidos allá.
También, descubrirme a mi misma y saber con el tiempo, casi 16-17 años, que no me equivoqué de carrera. Pero sí me arrepiento de haber descuidado tanto a los míos, porque es duro, me perdí demasiados momentos de mi hijo que ahora tiene 11 años.
¿Cómo ha enfrentando estas dificultades de estar separada de la familia?
Voy a compartir algo que hasta la fecha me sigue doliendo. Mi papá un año antes de fallecer se puso muy mal, se le subió el azúcar y un día llegué a Olancho después de haberme perdido como 6 meses de no ir a mi casa.
Yo vivía en una colonia en donde tenía que pagar extorsión para poder entrar, entonces tenía tanto miedo que yo no iba a mi casa, yo estaba prácticamente chequeada por los «muñecos», como les decimos.
Me perdí meses de mi casa, no llamaba, absolutamente nada. Un día resulta que detienen a uno de los muñecos y a los otros los mataron, entonces me sentí con la libertad de salirme de allí inmediatamente y así fue.
El día que me salí me fui para Olancho y hasta dejé votadas mis cosas en el cuartito que alquilaba. Llegué a mi casa, cuando entre a la puerta mi papá estaba prácticamente agonizando, no murió en ese momento gracias a Dios, pero mi hermana me miró con unos ojos de rabia, de cólera, odio, nunca se me va a olvidar.
Pero lo que más me dolió es que mi hijo preguntó que quien era yo, él no me conocía, no sabía quién era yo, no sabía que yo existía. Después de eso yo me prometí no tener en el abandono a mi familia tanto tiempo.
¿Cómo fue enfrentar la muerte de su papá?
El 7 de febrero del 2019 mi papá murió, yo nunca había tenido una relación cercana con mi mamá, pero a raíz de ese acontecimiento, las cuatro, mi mamá y dos hermanas, nos unimos un poquito más, somos más unidas.
Pero sí son episodios que no se me olvidan y hay cosas por las que le sigo pidiendo perdón a mi papá porque fui mala hija, no estuve más cerca y no estuve con él en sus momentos más difícil de su salud. Y muchas cosas que por seguir lo que uno quiere y se le olvida que hay personas que creen en uno y lo quieren ver, principalmente los padres.
Yo si condeno que a raíz de mi insistencia, de mi sed, hambre y perseverancia por ganar un lugar en mi profesión, descuidé mucho, mucho a los míos.
¿Es complicado ejercer la profesión?
La palabra esclavitud es subjetiva, en los medios uno tiene hora de entrada, pero no de salida. Mentalmente está preparado para eso, pero para lo que no se está preparado es para el cansancio mental, estrés, aguantar gente malcriada, impertinente y muchas cosas que como ser humano uno rechaza.
Y sumado a eso, todos tenemos una personalidad diferente, yo por ejemplo siempre fui y los que han sido mis maestros, saben que mi peor defecto es que soy muy directa y clara, muy grosera diciendo las cosas de frente, pero mi mejor virtud es esa, que a raíz de mi personalidad es que yo no me deje vencer.
Yo empecé en un momento difícil en el gremio, si yo hubiera sido más débil, me hubiese dejado y no hubiese crecido con el carácter que tengo, ya días me hubiesen aplastado y no estaría.
Hay canales grandes, que son lugares que si no se tienen los pies bien puestos sobre la tierra, desubican rápido. La gente lo ve a uno en la calle y se hacen una idea de como puede ser uno, y es allí donde nos vemos en la obligación de ser amable cuando no puede o quiere serlo, pero toca.
Hay que tolerar muchas cosas que uno sabe que no debería, pero le toca porque está allí en el medio y la función del periodista es ser un payaso, independientemente de que se ande muriendo por dentro, tiene que tolerar y sonreír a muchas situaciones.
Yo en todos los canales, plataformas en las que he estado, les estoy muy agradecida y sobre todo alegre de haber aprendido tantas cosas. En los medios si no se evoluciona en los conocimientos, en las herramientas, uno se queda rezagado porque la profesión evoluciona demasiado rápido.
¿Qué mensaje y recomendación le da Fany Zúniga a las nuevas generaciones de periodistas?
Una es que nunca dejen de aprender, y que no crean porque ha evolucionado en este momento, no va existir una mayor a la que ya existe. Aparte de eso, que si van a usar las herramientas digitales, llámese las redes sociales no hagan de su nombre un chiste, sino que sea un nombre que se respete.
Al final del día, independientemente del medio de comunicación para el que se trabaja, lo que hay cuidar el nombre, porque esa es la representación. Además, de que la carta de presentación siempre sea su trabajo, no algo que no abona para el desarrollo de la vida, y que aparte no pierdan nunca la humildad, la fama es efímera y el conocimiento allí queda. Lo que tiene su cerebro, su cabeza, allí queda.
Hay un dicho que a mí me gusta mucho decirlo, suena fuerte, pero es una realidad, «no joda nadie, pero tampoco dejen que lo jodan a usted». Hay que ser fiel y leal al pensamiento de vida, y yo considero que uno avanza en esta carrera cuando persevera, es humilde, escucha consejo, se deja guiar.
¿Qué podría decir que no le gusta?
No hay que creer que porque se tengan 15, 20, 30 o más años de experiencia, alguien lo sabe todo. Todos los días uno aprende algo diferente y a veces nos enseña quien menos nos imaginamos.
Los muchachos de la nueva generación deben de entender, si son chicas bonitas, disfruten si belleza, pero acompáñela siempre de inteligencia, porque de nada sirve ser tan bonita, eso se acaba y el cerebro nunca se lo van a quitar.
De algo que estoy en contra es de criticar a los compañeros nuevos, a esos de mediana experiencia y los supraexperiencia, nunca se debe subestimar a los mayores, a veces es de ellos que se aprende y son los que salvan el pellejo en una cobertura importante. Siempre va existir alguien mejor de uno, siempre.
Las etapas terminan, concluyen, pero no se pueden terminar las cosas a medias y menos dejando en entredicho su trabajo.
¿Cómo define desde su corazón el periodismo?
Es lo más bello que existe a nivel de servicio social, el periodismo es la carrera más hermosa por excelencia para servirle a la sociedad hondureña y en general.
El periodismo es tan noble cuando se hace de manera eficiente y gracias a eso la gente puede desahogarse, encuentra un agujero donde expresar sus sentimientos.
Además, el periodismo es el refugio de aquellos de que nos gusta expresar lo que sentimos y nos gusta saber que es lo que está pasando en nuestro país y a nivel del mundo.
Fany Zúniga es la prueba viviente, que para lograr una meta, hay que ser perseverantes, audaces y fuertes, manteniéndose firme siempre en el objetivo. Sin embargo, también demuestra que detrás de estas acciones, existen momentos duros a los cuales enfrentarse en la vida.
La comunicadora, también deja en evidencia que cuando se quiere, se puede y que las mujeres pueden brillar en cualquier espacio, profesión o carrera, de una manera eficaz y responsable.
