Redacción. El viernes 14 de junio se confirmó el fallecimiento de Mauro Muldoon, quien por años fungió como obispo de la diócesis de Juticalpa, en el departamento de Olancho, oriente de Honduras.
De acuerdo con la información oficial, el religioso murió por causas naturales en su país natal, Estados Unidos (EEUU), donde había regresado hace un tiempo.
Suyapa Medios, canal oficial de la Iglesia católica en Honduras, publicó en sus redes sociales la noticia; de la misma manera lo hizo la Conferencia Episcopal y pidió oraciones por el eterno descanso de Muldoon.
“Pedimos a Dios, por intercesión de San Francisco de Asís y de Santa María de los Ángeles, que reciba el alma del monseñor Mauro, para que, llevado sobre los hombros del buen pastor, disfrute para siempre de la gloria eterna y de la compañía de los santos”, expresó la Conferencia Episcopal.
Hasta el momento no se han brindado mayores detalles sobre su velorio, exequias o dónde se le dará cristiana sepultura.
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Mauro Muldoon
Mauro Muldoon nació en Boston, Massachusetts, en 1938. Se le consideró siempre como un hijo predilecto del departamento de Olancho, dejando una huella imborrable en la comunidad.
Lo ordenaron sacerdote en 1966 y luego lo enviaron a Centroamérica como un joven misionero de la orden franciscana.
La primera asignación pastoral que tuvo fue como vicario de la Catedral Inmaculada Concepción de María, en Juticalpa. Uno de sus logros en el cargo fue la renovación del santuario conforme a las nuevas normas del Concilio Vaticano II.
El 2 de febrero de 1983, el papa y ahora San Juan Pablo II lo nombró prelado ordinario de la iglesia de Olancho. Se consagró como primer obispo diocesano de la nueva diócesis en Honduras.
Monseñor Muldoon destacó por su sentido de solidaridad, compromiso y humanismo con su congregación, especialmente con aquellos que menos recursos tenían.
También incrementó de manera significativa el número de sacerdotes en Olancho y fundó congregaciones netamente del departamento. Por ejemplo: Hermanas Franciscanas Cooperadoras Parroquiales de la Asunción y Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de la Presentación.
Apoyó la tarea de formación cristiana de hermanos laicos, como colaboradores y participantes plenos del ministerio eucarístico y miembros de los diferentes movimientos apostólicos.
Labor pastoral
Pastoreó por casi tres décadas el vasto departamento de Olancho. Tras concluir su labor pastoral en Honduras, que data de hace 46 años, se marchó a la ciudad de Boston, Massachussets.
Muldoon puso la renuncia al cumplir la edad de servicio como obispo al papa benedicto XVI, quien la aceptó. Siempre agradeció la hospitalidad del pueblo hondureño y confesó haberse nacionalizado hace muchos años.
Logró formar a 25 sacerdotes, 66 religiosas y 22 seminaristas. Ante esto, se le consideró como el pacificador de Olancho, pues no sólo asumió la diócesis tras la masacre de Los Horcones, sino que selló –con su mediación- los conflictos tradicionales entre las familias locales que enlutaban con frecuencia en ese sector.