AFP. El exjefe de gobierno austríaco Sebastian Kurz fue declarado este viernes culpable de falso testimonio, al cierre de un juicio en el que se le acusó de mentir ante una comisión parlamentaria cuando aún estaba en el cargo.
«Sebastian Kurz es culpable», declaró el juez en Viena, y lo condenó a ocho meses de prisión con suspensión de la pena, siguiendo así el requerimiento de la fiscalía.
El exdirigente conservador, de 37 años, declaró a la prensa a la salida del tribunal que recurriría «con optimismo» una decisión «sorprendente» e «injusta».
A lo largo de los doce días de audiencia, el austríaco mantuvo su inocencia, culpando a fiscales y adversarios de sus reveses legales. «Querían destruirme», aseguró.
Kurz, que en 2017 se convirtió con 31 años en el jefe de gobierno más joven electo en el mundo, abandonó la política de manera estrepitosa en 2021.
Las autoridades judiciales lo declararon culpable de haber mentido ante una comisión parlamentaria pese a que se encontraba bajo juramento.
Es la primera vez en más de 30 años que un exjefe de gobierno austríaco rinde cuentas de sus actos ante la justicia.
Kurz negó haber engañado a los diputados cuando lo interrogaron en 2020 sobre su papel en el nombramiento de un amigo íntimo, Thomas Schmid, al frente de una empresa de capital estatal.
«Estaba informado, pero yo no decidí», se defendió.
Fiscalía de Austria
La fiscalía aseguró que el político controlaba todo en su partido y para demostrarlo se basó en numerosos mensajes de texto.
Intervenir en un nombramiento no constituye un delito en Austria, pero ocultar la verdad cuando uno está bajo juramento sí lo es.
Los testigos convocados por el tribunal defendieron la versión de Kurz, con excepción de Schmid, el principal protagonista.
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El juicio de estos meses solo se refirió a una parte de los hechos que se le reprochan a Kurz. Y son los menos graves comparados con las acusaciones de corrupción, cuya investigación sigue en curso.
Kurz es sospechoso de malversación de fondos públicos para encargar encuestas de opinión amañadas y asegurarse una cobertura elogiosa en la prensa sensacionalista.
Los casos derivan del escándalo del Ibizagate, cuando en 2019 se publicó un video grabado en secreto en la turística isla española, que mostraba al entonces líder del partido de extrema derecha y vicecanciller Heinz-Christian Strache ofreciendo contratos públicos a cambio de apoyo a una mujer que alegaba ser sobrina de un oligarca ruso.
El partido de extrema derecha ejercía de socio menor del gobierno liderado por los conservadores entre 2017 y 2019.