Tegucigalpa, Honduras.- La Confraternidad Evangélica de Honduras exige a los diputados que cumplan su deber constitucional y que elijan una Corte Suprema de Justicia (CSJ) honesta, independiente y democrática, ante la falta de consensos y desacuerdos para elegir a los quince (15) magistrados.
Mediante un comunicado, los religiosos señalaron que el pueblo hondureño desea que el Congreso Nacional supere sus desacuerdos partidarios y que en la próxima sesión que se celebre, concluyan con la selección de los mejores candidatos para la CSJ, que velen por el fortalecimiento y aplicación imparcial de la justicia, disminuyendo significativamente los altos índices de impunidad y corrupción que imperan en el país.
En ese sentido, peticionaron que la elección de los magistrados se logre mediante acuerdos políticos en favor de los intereses del pueblo. «No motivados por intereses personales», cuestionaron.
«Debe prevalecer la legalidad en su decisión, cumpliendo con la norma suprema que juraron respetar», aseveraron los creyentes.
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Crisis política
De esa forma, solicitaron que la etapa final del proceso de elección se resuelva sin manipulaciones, que generen conflictos políticos promotores de una crisis política y económica para el país.
«El Congreso Nacional está bajo la obligación de cumplir con lo establecido en el artículo 311 de la Constitución de la República. Deben votar de manera directa tantas veces fuese necesario para llegar a las quince (15) magistraturas requeridas. El pueblo hondureño ya sufre lo suficiente para venir a enfrentar una nueva crisis. Sobre todo ahora que el país se encamina a recuperar la paz social», enmarcaron.
De igual forma, contextualizaron que el CN debe permitir la participación ciudadana para velar por una elección imparcial, democrática y participativa.
«La ciudadanía tiene el derecho de mantenerse vigilante, ejercer presión social y exigir el respeto de sus derechos. Por ello, instamos al presidente del Congreso Nacional y todos los demás diputados, que no fomenten imposiciones contrarias a la ley o acciones que atenten contra la voluntad soberana de una justicia equitativa, que únicamente abonan al detrimento del Estado de derecho», sentenció la Confraternidad Evangélica.
Finalmente, los creyentes afirmaron que el producto de la justicia será la paz y que la tranquilidad y seguridad perpetua será su fruto.