SAN PEDRO SULA, HONDURAS. Hay casas que desde la entrada te dejan muy claro quienes viven en ella, ese es el ejemplo de Estela y su hijo, quienes aún guardan para la posteridad los tristes recuerdos de toda una vida.
Estela es una madre de un pequeño de apenas cinco años de edad que está enfermo, recibió hace poco ayuda de parte de personas «desconocidas» que se solidarizaron con ellos tras mirar el reportaje publicado por Diario TIEMPO Digital en esta ciudad, al norte de Honduras.
Una de las personas que más le ha colaborado ha sido el periodista Diógenes Acosta, quien relató a TIEMPO que se han recaudado un poco de dinero para Estela, pero esperan que la gente se siga haciendo presente, además remarcó que se hará el próximo 6 de julio una noche benéfica en Pizza Hut para seguir proyectando más cooperación.
Estela y su hijo, en los «mejores de los casos» viven en lo que llamamos villas miserias, la casita es precaria y sin duda no cubre la necesidad. Una casa sencilla es su techo, muchas veces se debe soportar el frío en una cama encima de bloques donde duermen tres y donde las cobijas no son las más adecuadas.
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A algunos quizá se nos haga pequeño el corazón cuando los miramos, no queremos entender, no podemos entender que se encuentren viviendo de esta manera, que sufran cuando deberían estar en felicidad y en un mejor lugar para vivir.
“Cuando mi niño nació lo ingresaron a una encubadora, luego le abrieron una vena en el cuello para poder alimentarlo, estuvo así como mes y medio, después se le llevó a la Teletón para terapia, fue donde me dijeron que mi bebé tenía parálisis infantil, yo le dije a un neurólogo que a mi hijo no le escuchaba hablar nada ni miraba, por lo que se le hizo unos exámenes donde salió que tenía sordera y ceguera bilateral, el diagnóstico fue terrible para mí, se me vino todo el mundo encima”, dijo entre lágrimas Estela en exclusiva a Diario TIEMPO.
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Todo mundo dice: ¡Hay mucha pobreza, qué tristeza… ojalá el gobierno hiciera algo…! Pero ni siquiera somos capaces de darle 5 lempiras a este tipo de hondureñas que están a nuestro alrededor, decirle: tenga señora, no es mucho pero de mi corazón nace obsequiarle esto. No somos capaces de siquiera donar un pantalón o una camisa al que lo necesita, y mucho menos somos capaces de darle un vaso de agua al que lo pide, entonces, tampoco seremos capaces de dar una palabra de aliento al quebrantado de corazón, la palabra de Dios, que es amor, amor para todo aquel que lo necesita en su alma, ayudemos a Estela y su hijo.
«Es momento de ayudar aunque sea con poquito, no dones todo tu dinero o que te quedes sin una casa por darlo todo, da conforme a la medida de tu corazón y con eso será suficiente»
Correo de periodista: jerson.trigueros@tiempo.hn
