TEGUCIGALPA, HONDURAS. La Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), en el período de 2010 y 2014, aprobó 185 contratos para diversificar la matriz energética con tecnologías renovables, pero a la fecha solo han hecho efectivas 28 plantas.
De primera mano se conoció que la razón de esta estrategia era cubrir con la demanda que se da en país y, asegurar el suministro. Sin embargo, ninguno de los cometidos se ha podido garantizar, debido a que Honduras sigue importando entre 110 y 120 megavatios de energía para dar cobertura a las demandas que se dan en las, mejor conocidas como, «horas pico».
El Departamento de Planificación de la ENEE reveló. a través de un informe, que solamente 28 proyectos se han puesto en marcha en la última década. El escrito expuso los 17 proyectos solares creados con una capacidad instalada de 511 megavatios, tres plantas eólicas con 225 megas y la expansión de las centrales hidroeléctricas de 13 a 42.
A esto se le agregan los 35 megavatios de la planta geotérmica, la capacidad instalada de las represas que se incrementó de 62 a 273.1 megavatios, permitiendo que la capacidad instalada aumentara de 1,610.3 a 2,682.4 megavatios, o sea 1,072.1 megas más.
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Diversificación de la matriz ha salido caro
Las cifras que reveló la ENEE muestran que la diversificación de la matriz ha genera altos costos para la empresa. Un ejemplo de lo antes mencionado serían los proyectos solares.
Los precios de los citados proyectos rondan entre 13.70 y 14.170 centavos de dólar por cada kilovatio por hora. A esto se le suma el incentivo de tres centavos de dólar.
Por otra parte, la eólica tiene un costo entre 13.52 y 15.35 centavos de dólar por kilovatio. Resultando estos precios, según el Departamento de Planificación de la ENEE, muy injustos.
La población tendrá que pagar el desastre financiero de la ENEE, según economista.
En ese sentido, el doctor en Economía, Hugo Noé Pino, días atrás explicó que «ahora o más tarde, la población va a pagar el desastre financiero de la ENEE».
Esto en alusión al acuerdo firmado por el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI). «No era necesario el acuerdo. Eliminando la corrupción, la mala gerencia y con voluntad política se pudo haber resuelto», apuntó el economista.
