Redacción.- La considerada cárcel de máxima seguridad que se ubica en Ilama, Santa Bárbara, en los últimos años ha sido un escenario de muertes violentas, tráfico de drogas y constantes enfrentamientos. Surge la pregunta, ¿realmente se trata de un centro penal de máxima seguridad?
Este jueves se confirmó la muerte de Plutarco Ruiz, un reo considerado de alta peligrosidad y que pagaba su condena por matar a la Miss Honduras Mundo, María José Alvarado y a su hermana, Sofía Trinidad Alvarado.
Antecedentes de otros crímenes dentro de «El Pozo»
Esta muerte se suma a la lista de muchas que han ocurrido dentro de este centro penitenciario. Y cabe resaltar, que son pocas las que se han esclarecido.
Una de las muertes más mencionadas fue la de Magdaleno Meza, un presunto narcotraficante acusado de lavado de activos, tráfico de armas y otros delitos.
Unos reos que introdujeron armas al centro penal lo asesinaron mientras platicaba con agentes penitenciarios.
En este mismo centro, también fue ultimado uno de los presuntos implicados en la desaparición del niño Enoc Pérez.
De igual manera, a principios del 2022, se registró una masacre en está cárcel, que dejó como salgo 6 reos muertos. Además, constantemente se detienen personas que pretenden ingresar drogas y armas a «El Pozo».
Organismos de los Derechos Humanos también han denunciado que los cabecillas de las maras y pandillas operan y dan ordenes desde el interior de esta cárcel, pese a que supuestamente está diseñada para no tener contacto con el exterior.
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¿Cómo es «El Pozo»?
Cuando se construyó está centro penal, las autoridades aseguraron que sus muros y rincones fueron construidos con concreto hidráulico, sin espacios para las comunicaciones internas; donde los delincuentes estarían completamente aislados.
Además, cada módulo se encuentra estrictamente monitoreado por cámaras de seguridad. El centro penitenciario tiene capacidad para albergar un máximo de 2.000 presos.
Asimismo, cada celda mide 2,45 metros de largo por 3,05 metros de ancho. Cuenta con un sanitario, lavamanos y ducha, de tal modo que los reclusos no tengan necesidad de salir.
Según las autoridades, desde el interior de los módulos es imposible acceder a la luz solar. Desde la cabina de controles, el agente penitenciario enciende y apaga las luces artificiales. Del mismo modo, en el patio central de cada módulo la luz se enciende a las 6.00 (hora local) de la mañana y se apaga a las 9 de la noche.