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jueves, abril 25, 2024

Antes y después de la colonia Céleo Gonzáles tras Eta e Iota

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CORTÉS, HONDURAS. Más de 12 meses han pasado desde que quedó sumergida completamente, en sus calles aún se pueden ver las cicatrices del desastre y parte de sus habitantes emigró, pero, poco a poco, la colonia Céleo Gonzáles, de San Pedro Sula, se está reponiendo del paso de los huracanes Eta e Iota.

Hace exactamente un año, exactamente por estas fechas, ‘la Céleo’ era un completo caos. Las calles eran intransitables, atestadas de un lodo muy espeso, basura, objetos materiales, animales muertos, árboles, vehículos y escombros de casas derrumbadas.

Su colonia vecina, La Planeta, que pertenece a la ciudad de La Lima, estaba en iguales o peores circunstancias. Dos veces el sector quedó inundado, primero por Eta y después por Iota, y ahora, sus habitantes recuerdan esos tristes días con nostalgia y un poco de temor.

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El pavimento de los pasajes no era visible.

Amargos recuerdos

Jasleen Nicole del Cid es una joven estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, quien hace más de 20 años reside en la Céleo Gonzáles. Su llegada a la colonia fue después de huracán Mitch, el cual sí dejó daños en 1998, pero se quedó pequeño ante los Eta e Iota de 2020.

«Cada día era un sacrificio enorme que tenía que hacer desde el desvío de la colonia Planeta para llegar a mi casa que queda frente del campo del fútbol. Era imposible el paso de cualquier medio de transporte. Únicamente se podía caminar con botas, haciendo mucha fuerza para no resbalar en el camino, y agarrándose de cualquier cosa para mantener el equilibrio, tratando de recordar en dónde habían posibles baches u hoyos para no caer en ellos, todo esto para llegar a mi casa y proceder con la limpieza», contó la residente a Diario Tiempo.

La Municipalidad de SPS envió retroexcavadoras a la Céleo Gonzáles.

Difícil comienzo

Los primeros días de diciembre fueron muy difíciles. El trabajo que cada habitante hacía en su vivienda no se veía reflejado en las calles. Cada uno sacaba sus desechos y los acumulaba en la orilla. El paisaje gris de un lugar sucio, golpeado, con mal olor, poco accesible parecía un cuento de terror.

Fue a mediados de noviembre que comenzaron a llegar las famosas ‘máquinas amarillas’ para retirar los escombros y lodo de las principales calles de la colonia, junto con unas cuadrillas que encargaban de ir limpiando un poco más a detalle lo que la maquinaria llevarse, usando como herramientas la pala y el azadón.

Sin embargo, y tristemente, pese a los esfuerzos que se realizaban, la colonia tenía condiciones óptimas para ser habitada. Según recuerda Del Cid, uno de los grandes problemas que los pobladores enfrentaron fue la obstrucción del sistema de alcantarillas.

Actividades tan cotidianas como lavar ropa o darse una ducha eran un tremendo lío, porque el agua no se iba por las tuberías, y si lo hacían, entonces emergían en los pasajes a través de las cajas de registro. Fue hasta meses más tarde que esa problemática se solventó.

«Hoy, un año después, puedo contar que gracias a Dios estamos de nuevo en nuestros hogares. Realmente no como quisiéramos, pues muchos perdimos objetos materiales que tardamos años en obtener; pero mientras tengamos vida, salud y la bendición de nuestro Señor, podremos recuperarnos ‘pasito a pasito’, como dice la canción», agregó la residente.

Toneladas y toneladas de lodo sacaban las máquinas.

Pero, ¿qué falta?

Se acerca la Navidad, otra vez, y definitivamente se respiran otros aires. Esta vez, las celebraciones de diciembre prometen ser un poco más alegres, aunque los fantasmas del 2020 siguen rondando las mente, más aún cuando es tan evidente que a la Céleo Gonzáles le hace falta mucho, pero mucho, para volver a ser lo que un día fue.

Por  ejemplo, aún falta alumbrado publico en algunas zonas, reconstrucción de los bordos de las calles, reparación de la escuela Fesitranh II, la cual colapsó por las fuertes corrientes del agua.

Por otro lado, el campo de fútbol, icónico punto de encuentro en la Céleo, en vez de césped tiene polvo del lodo que se secó, pues nadie ha destinado fondos para repararlo.

Entre tanto, varios vecinos se han organizado para hacer alguna limpieza y darle una mejor vista al lugar recreativo. Cada mañana, tarde o noche, hay personas que van a realizar sus actividades de ejercicios, tirándose una pequeña potra, peloteando, paseando al perro, caminando, simplemente sentándose en las gradas o alguna banca. Sí, la gente de la Céleo está retomando su anterior estilo de vida. Ya se puede ir a comprar a la pulpería o a buscar un ‘pollo chuco’ en cualquier negocio de comidas, que seguro se va a encontrar.

La Céleo resurge del lodo

Sobre la Planeta, la Alcaldía de La Lima ya reparó parte del bulevar principal, pues este había quedado destrozado e intransitable para cualquier vehículo, y eso repercute de manera directa en los habitantes de la Céleo, quienes usan como salida y entrada a la colonia vecina.

‘La Céleo’ está llena de gente luchadora y trabajadora. La mayoría de negocios retomó sus actividades, incluso, se inauguraron nuevos locales y los emprendedores continúan ofreciendo sus productos. Eso sí, hay quienes dejaron todo atrás y rehicieron su vida en otro sitio.

«Sólo queda darle gracias a Dios por lo bueno y malo que sucede en nuestra vida. Como dice Su palabra, ‘He aprendido a contentarme cualquiera que fuese mi situación'», cerró del Cid.


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