AFP. Claudia Juana Rodríguez de Guevara, una funcionaria desconocida para los salvadoreños, asume este viernes como presidenta interina en reemplazo de Nayib Bukele, quien se dedicará a buscar la reelección tras obtener una licencia del Congreso.
Fue propuesta por Bukele y confirmada por la Asamblea Legislativa para gobernar los próximos seis meses mientras él está en campaña para los comicios del 4 de febrero, a los que se postula como favorito gracias a su «guerra» contra las pandillas.
Tras ser ratificada por el Congreso el jueves en la noche por 67 votos contra 11, ella no ha aparecido en público. Tampoco se ha realizado un acto de juramentación, pero el decreto aprobado establece que ella debe gobernar desde el viernes 1º.
De 42 años, Rodríguez de Guevara trabaja con Bukele desde hace una década, cuando él era alcalde. Tiene «estudios de licenciatura en administración de empresas» y título de «técnico contable», según un currículum publicado en un portal oficial, pero prácticamente nada conocen los salvadoreños sobre ella.
Según el mismo currículum, fue gerente financiera de la Presidencia y ocupó cargos similares en las alcaldías de Nuevo Cuscatlán (2012-2015) y de San Salvador (2015-2018) cuando Bukele dirigía esos municipios.
En diciembre de 2021 Bukele la designó como presidenta de la junta directiva de la Dirección de Obras Municipales, encargada de la construcción y mantenimiento de calles en los municipios del país.
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– ¿Soltará el poder? –
Durante su licencia, Bukele «no podrá ejercer la función de toma de decisiones como la conducción política y administrativa del aparato estatal, monopolio del uso de la fuerza estatal», según lo aprobado por el Congreso, dominado por el oficialismo.
Tampoco podrá tener participación en los procesos de «formación de ley», lo cual le competerá a su reemplazante. Sin embargo, los analistas creen que Bukele dirigirá los hilos del poder desde las sombras.
«Solo un ingenuo creería que (Rodríguez de Guevara) va a gobernar, él (Bukele) no va a soltar el poder, estará metido revisando lo que hacen sus ministros. Eso de pedir licencia es solo es una mera apariencia», dijo a la AFP el analista político Carlos Araujo.
«Bukele no va a dejar que cualquiera le arruine lo que ha hecho y por eso la propuso a ella, es parte de su círculo de dominio», señaló por su parte la economista y analista Julia Martínez a la AFP.
– Polémica reforma –
En septiembre de 2021, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, mediante una interpretación de la Constitución, habilitó a Bukele para buscar un nuevo mandato sucesivo, lo que generó polémica, pues la carta magna no permitía la reelección.
En la sesión del jueves hablaron varios diputados oficialistas elogiando los logros de Bukele, que tiene alta popularidad por la cruzada contra las pandillas iniciada hace 20 meses, pero también hubo críticas de opositores.
«No se puede dar una licencia para algo inconstitucional», dijo la diputada Claudia Ortiz, del centrista partido Vamos.
Mientras los diputados debatían, Bukele asistía a su último acto oficial como presidente en funciones: la colocación de la primera piedra del futuro Estadio Nacional en la periferia de San Salvador, donado por China.
Su construcción demorará tres años y costará 100 millones de dólares. Hace dos semanas, Bukele inauguró una moderna biblioteca -que costó 54 millones de dólares- donada por China en la capital, otra señal de la creciente presencia china en Centroamérica, que preocupa a Estados Unidos.
– Romper esquemas –
Con habilidad para comunicar ideas y asiduo a las redes sociales, el mandatario de 42 años ha roto esquemas de la política tradicional desde que ganó los comicios de 2019, acabando con el bipartidismo que imperaba desde el fin de la guerra civil (1980-1992).
Su popularidad creció desde marzo de 2022 cuando declaró la guerra contra las pandillas que mantenían control territorial y se financiaban con extorsiones y sicariato, tras lo cual el país comenzó a recuperar la tranquilidad.
Amparado en un régimen de excepción que permite arrestos sin orden judicial y criticado por organismos de derechos humanos, el gobierno ha encarcelado a más de 73.000 presuntos pandilleros, aunque unos 7.000 inocentes fueron liberados, según las autoridades.
«Nos hemos convertido literalmente del país más inseguro del mundo al país más seguro de América Latina», se vanaglorió Bukele en el acto en el futuro Estadio Nacional. AFP.