Redacción. Autoridades informaron que al menos cinco menores resultaron afectados por el uso de la pólvora el 25 de diciembre en Honduras, con los que ya suman 12 casos de quemados y mutilados por la manipulación de artefactos a base de pólvora durante esta Navidad 2023.
El número de niños afectados por pólvora ha alarmado a las autoridades, pues las estadísticas indican que se van a superar los casos del 2022, donde registraron un total de 13 niños quemados en diciembre.
Durante el 25 de diciembre se reportaron cinco nuevos casos: Tegucigalpa (1); Comayagua (2); Danlí, El Paraíso (1); Roatán, Islas de la Bahía (1).
En la capital, el caso se dio en la colonia Las Palmas, donde una menor de 12 años fue ingresada tras sufrir quemaduras por usar pólvora.
Actualmente, el Centro Hondureño para el Niño Quemado (CEHNIQ) tiene una ocupación hospitalaria del 98%, que corresponde a 13 infantes ingresados.
De los 13 en mención, 5 ingresaron por pólvora, 3 por electricidad y 5 por líquidos calientes.
Las autoridades hospitalarias hacen un llamado a los padres de familia a prestar atención a sus hijos y prohibir la manipulación de pólvora.
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Operativos contra la venta de pólvora en la capital
Las autoridades de la Alcaldía del Distrito Central (DC) informaron que persisten en toda la capital los operativos en contra de la venta de pólvora. Todo con la finalidad de evitar su venta y desenlaces fatales en esta temporada de Navidad y Fin de Año.
Josué Esperanza, portavoz de la Policía Municipal del DC, explicó que los operativos se han ampliado en lo largo y ancho de la capital. El último decomiso fue a inicios de esta semana en un negocio de venta de zapatos en la segunda avenida de Comayagüela.
Asimismo, advirtió a los padres de familia a no comprarles ni permitir que les den pólvora a los niños. Así evitar que «se borren las sonrisas en esta Navidad y tengan consecuencias de por vida», dijo.
Desde hace unas semanas, la Policía Municipal del Distrito Central registra varios decomisos de explosivos. Las acciones se han ejecutado en su mayoría en los mercados de Comayagüela, donde el producto está almacenado en lugares no favorables.
Tras los decomisos, se procede de inmediato a la destrucción en el crematorio municipal, bajo la supervisión del Cuerpo de Bomberos.
