Un momento de pánico vivieron el pasado sábado en horas de la noche los habitantes de la ciudad portuaria de Zhoushan, situada en el este de China; el cielo se tiñó de rojo.
El suceso se produjo de forma repentina, asustó a muchos vecinos y llamó la atención de los habitantes del país. De hecho, el fenómeno se convirtió en tendencia en redes sociales.
Los vídeos y fotografías publicados por la plataforma Sina Weibo, acumularon más de 150 millones de visitas. Varios usuarios aseguraron que el fenómeno presagiaba un mal augurio, por el mal manejo de la pandemia en ciudades como Shanghái.
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Explicación del cielo rojo
La Oficina Meteorológica de Zhoushan ha detallado que ese cielo rojo se explica por “la refracción y dispersión de la luz”. Explicó que muy probablemente procedía de los barcos que se encontraban en el puerto.
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El experto ha explicado que “cuando las condiciones climáticas son buenas, una mayor cantidad de agua en la atmósfera forma aerosoles que refractan y dispersan la luz de los barcos de pesca, creando ese cielo rojo visto por el público”.
Relación con el cielo rojo de 1770
Los internautas señalaron que en 1770 el cielo se cubrió de rojo durante nueve días en China, Corea del Sur, Japón y Europa, debido a una actividad solar masiva, sugiriendo que esta podría ser la causa de lo sucedido.
En 2017, científicos japoneses argumentaron en una publicación para el Astrophysical Journal Letters que se trataba de una aurora roja, que surge cuando hay una corriente de partículas solares que ingresan al campo magnético de la Tierra.
Según un un experto del equipo de investigación de física espacial de la Universidad de Geociencias de China en Wuhan, la actividad solar y geomagnética estuvo en calma el sábado y no hubo anomalías significativas, por lo que se descartó que esta fuera la causa del cielo rojo en Zhoushan.
Cielo rojo de España
En las últimas semanas, muchos puntos de la Península han vivido también episodios en los que el cielo se ha vuelto de un color rojizo. En España se dio un fenómeno parecido, sin embargo, la causa era mucho más clara que en China.
La responsable era la calima, un fenómeno atmosférico que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) define como “la suspensión en la atmósfera de partículas sólidas no acuosas extremadamente pequeñas, invisibles al ojo humano, pero lo suficientemente numerosas como para darle al cielo una apariencia opalescente”.
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