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viernes, mayo 10, 2024

Venezuela: Trump, Putin y Guaidó tenían todo acordado para el exilio de Maduro

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REDACCIÓN. Cuando en la tarde de este martes, John Bolton se plantó en la escaleras de la Casa Blanca delante de los micrófonos no sólo sorprendió que lo hizo (es extremadamente inhabitual una comparecencia improvisada del asesor de Donald Trump) sino lo que dijo.

«Figuras clave como el ministro de Defensa, el presidente del Tribunal Supremo y el jefe de la Guardia Presidencial han sido identificados como quienes estaban negociando con la oposición», reveló Bolton. «Así, que si eres Nicolás Maduro, ¿podrías seguir mirando a la cara a tu ministro de Defensa y confiar en él? No lo creo. Pienso que Maduro está ahora dentro de una botella llena de escorpiones y ya es todo cuestión de tiempo».

El consejero de Seguridad Nacional de Trump se referió a Mikael Moreno, Vladimir Padrino López y Rafael Hernández Dala. Quienes quedaban señalados ante el mundo como los caballos de Troya de la «operación Libertad» en Venezuela.

La jugada parecía estancada porque habían pasado ya ocho horas de que Juan Guaidó y Leopoldo López aparecieron rodeados de militares armados en la Base La Carlota de Caracas anunciando el inicio del «fin de la usurpación» del poder por parte de Nicolás Maduro.

El preso político, liberado esa madrugada con la colaboración del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), se retiró de la circulación por su seguridad y para evitar servir como excusa de enfrentamientos civiles.

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Enfrentamientos

La represión comenzó y las fuerzas chavistas lanzaron gases lacrimógenos a los manifestantes. Una tanqueta llegó a atropellar a varios de ellos en el centro de Caracas. López, «comprometido con la salida pacífica», según Sergio Contreras, coordinador de Voluntad Popular en España, buscó alojamiento en la Embajada de Chile, y lo halló en la de España.

La iniciativa, audaz y arriesgada, no se lanzó de manera improvisada, pero sí se adelantó una jornada respecto a lo previsto, según las fuentes consultadas. Esto obligó a reaccionar con rapidez a las cancillerías de los países implicados en apoyo de Guaidó y López,  Colombia, Brasil y Estados Unidos.

Por detrás, la maniobra contaba con todo la ayuda necesaria a nivel nacional e internacional. Según fuentes conocedoras de la negociación contactadas por EL ESPAÑOL, y a la espera de tener que hacerlo público, Vladimir Putin, aceptó la salida democrática. Tras negarse durante meses a la caída de su puntal en Latinoamérica. El presidente ruso dio su brazo a torcer cuando obtuvo garantías del presidente encargado, Juan Guaidó, de que Moscú cobrará la deuda que Caracas ha contraído con su mayor apoyo internacional.

Pieza faltante

Putin era la pieza que faltaba hasta ese momento. Porque desde enero (si no antes) la oposición democrática venezolana iba de la mano de la Administración estadounidense. Y, de hecho, por mucho que sus declaraciones sean calificando de «golpe de Estado» la jugada de Guaidó este 30 de abril, el propio Nicolás Maduro había aceptado finalmente el plan.

«Lo que dijo Bolton era cierto», explicaron las citadas fuentes. Maduro había acordado con Trump, Putin y Guaidó la salida a Cuba, ya tenía un avión preparado, según fuentes militares venezolanas.

Cabello se negó a caer

La persona restante en el plan era Diosdado Cabello, actual presidente de la llamada Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Convocado por Maduro para sustituir los poderes del Parlamento, cuya mayoría cualificada es de la oposición desde las elecciones del 6 de diciembre de 2015.

 Tiene una orden de busca y captura internacional librada por la DEA, la agencia antidroga de EEUU. Y es «una cuestión de honor» para Washington tener ese «trofeo», explicó Sergio Contreras. El coordinador en España del partido político de López y Guaidó, es un periodista represaliado, torturado y ex preso político de Maduro. «Si cae Cabello, está hecho, todo se acaba», concluyó el periodista Francisco Poleo desde Miami.

El director ejecutivo de El Nuevo País, uno de los pocos medios libres que quedan en el país caribeño, afirmó que Diosdado Cabello se sabe toda esta operación. Además, él aún controla a parte del Ejército, como representante de los jefes militares en los círculos de poder del régimen, en realidad, más que como su líder. Y negándose a caer, se evitó que los demócratas lograran el control de todos los mandos del Ejército. Además, se detuvo, quizás sólo temporalmente, la «operación Libertad».

«Estado calamidad»

Acusado de operar como el líder del llamado «cártel de los Soles» (la organización narcotraficante organizada alrededor del régimen chavista en alianza con los reductos de las FARC y el ELN colombianos), Washington lo quiere preso. Y para él no se diseñó una salida en la maniobra impulsada este 30 de abril.

Donald Trump lo quiere tras las rejas. A Vladimir Putin no le va nada en su destino y Juan Guaidó sí necesita un líder caído para que su liderazgo efectivo no se inicie deslegitimado. Es preciso darle al pueblo alguien que pague su desesperación por la hiperinflación, la falta de alimentos y medicinas y la parálisis total del país. «Hoy Venezuela es más que un Estado fallido. Es un Estado calamidad», explicó Contreras. «Tras los colapsos eléctricos del mes pasado, no se ha vuelto a reanudar la producción… no hay de nada».

Los papeles asignados

Otro de los líderes es Tareck El Aissami, que hasta hace tres meses era vicepresidente y ahora ministro del Poder Popular. De origen libanés, se le considera el enlace del régimen chavista con Irán y el grupo terrorista chií Hizbulah. Que utiliza Venezuela como base de operaciones en el cono sur americano. «A éste lo reclama Israel. Es otra de las fichas que deben caer y que se resiste a hacerlo», explicó Poleo a EL ESPAÑOL.

Mikael Moreno, presidente del Tribunal Supremo, convocó en día festivo una sesión extraordinaria del pleno. ¿Para qué? El papel que le ha asignado Washington es el de facilitar la caída de Cabello, declarando ilegítima la ANC. En ese momento Vladimir Padrino, general de mayor rango del Ejército y ministro de Defensa, «se vería empoderado legalmente» para ordenar la detención de Cabello.

Transición

Entretanto, Hernández Dala debera facilitar desde el Sebin «la coordinación de los mandos de la Fuerza Armada» para organizar la transición pacífica. «El problema es que los sublevados están armados… tanto como los fieles a Cabello», dijo Contreras. «Y ningún venezolano con dos dedos de frente quiere arriesgar un enfrentamiento entre militares o, peor, con civiles implicados». Contreras no lo pronuncia en sus términos concretos, pero sí lo hace Poleo «la guerra civil es una posibilidad, es un peligro. Porque los militares son sólo fieles a sí mismos».

«De la ley a la ley», pregonan los líderes democráticos venezolanos como empeño de llevar la transición de modo pacífico.

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