SAN PEDRO SULA. Óscar Rolando, Karla Miranda y Elías Alinfiesta, fueron los tres jóvenes que se dispusieron a alegrar en su día a payasito Junior y a otros que se colocan diariamente en los semáforos de la ciudad para hacer reír o pedir dinero a los transeúntes.
Luego que Diario TIEMPO Digital publicara el reportaje, muchos se movilizaron a dar su granito de arena y aunque sólo quedaron en el anonimato, su resultado fue evidente; regalando pan, juguetes, dos piñatas, comida, entre otras cosas.
Los muchachos forman parte de un grupo cristiano de la UTH denominado «JEU» y de dicho fondo sacaron un poco de dinero para hacer felices aunque sea por un día a los payasitos.
«Eran las 4 de la tarde, pasamos comprando pastel y refrescos, averiguamos dónde estaban y finalmente compartimos. Definitivamente puedo decir que se sintieron muy bien, comimos, conversamos y hasta oramos por ellos, pude notar que los niños no reniegan, aunque no es justo, ellos luchan para sobrevivir, no puedo llamarlo explotación, pero no debemos de criticar si no les damos empleo a los padres», señaló Karla Miranda a TIEMPO.
«Ellos son unidos y la gente a veces les dice cosas feas, pero ellos son grandes padres, nunca les levantan la voz, ni los golpean, realmente nos sentimos llenos, por cierto, nosotros acostumbramos a hacer este tipo de cosas, pero para este Día del Niño no había planes, hasta que surgió los de los payasitos publicado por su periódico. Éramos tres personas con menos de 300 lempiras y les dimos una bonita tarde, no se necesita de preparación de un mes para ayudar, porque nosotros de forma improvisada lo hicimos y los papá quedaron súper agradecidos», remarcó la joven.
El pequeño Junior se desplaza a las terminales o “paradas” de buses, las principales calles, cerca de centros comerciales, siempre buscando recoger el dinerito que les permita sobrevivir, es tan inteligente que con sonrisa ligera y su gracia conquista el corazón de los sampedranos y hasta burla a los agentes de Tránsito porque a veces no los dejan “trabajar”.
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El menor asegura que siempre quiso ser algo más que un payaso de pastelazo y de sonrisas, todas esas cosas, quizá se refirió a un poco más que la capacidad de un cuerpo natural.
Aquí, hoy, es la esquina de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, donde la cita para esta familia de payasitos está fijada normalmente en horas de la tarde, pero ellos se presentan desde temprano para ganar un extra. Mañana puede ser el Choloma, El Centro, Río de Piedras, en fin.. muchos lugares de San Pedro Sula, “no me gusta cansar a la gente”, justifica el padre payasito.
«NO NECESITAMOS DE MUCHO, EL HECHO DE QUE ESTÉn SUCIOS Y EN CIRCUNSTANCIAS DIFERENTES, NO NOS HACEN MÁS A NOSOTROS»
