Opinión de Lony Banegas: La tercera ronda

Imagen referencial de Japón

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Lony Banegas, pasante de Periodismo en la UNAH-VS

SAN PEDRO SULA, HONDURAS. El suicidio, al llegar a los treinta es uno de los problemas de estado en Japón, un país primermundista, rico, súper desarrollado, pilar de la tecnología, con una erradicada tasa de pobreza y una altísima tasa de excelentes condiciones de vida.

Pero, cuando un nipones llegan al tercer nivel de vida y no han cumplido el margen de logros que su sociedad exige (hablar mínimo dos idiomas, tener mínimo un máster, practicar uno o dos deportes, saber usar uno o dos instrumentos musicales) buscan partir de este mundo ahorcándose o tirándose de un edificio. ¿Y en Honduras qué pasa cuando llegamos a la tercera ronda de la vida?

Hablaré del tema con algunas experiencias propias y ajenas: Muchos – por no decir todos – cuando llegan a los treinta pierden las mariposas del estómago, tanto que dejan de enamorarse a la primera y sólo buscan el placer de la carne por un momento.

Con la música casi todos nos sentimos marcianos cuando escuchamos lo top en la radio, tanto que nos quiebra el tímpano (Bad Bunny) cuando vamos a una disco y ponen algo de los 90´s como “Como una Flor de Selena” o “Like a Virgen de Madonna”, sentimos resucitar como el que murió en la cruz o renacer de las cenizas como el ave fénix.

Pero al día siguiente nuestro cuerpo tira factura de resaca (goma) que no podemos ni levantarnos de la cama, mientras que el pachanguero que nos acompañó te manda un WhatsApp para avisarte que tiene un seis de cervezas heladas para recuperar la acción y seguir con la party (fiesta).

“UN DOMINGO”

Con la ropa procuramos vestir moderadamente con la moda, algunos hombres de 35 años NO tenemos la valentía de usar un pantalón mamey (socado) desde arriba del tobillo hasta la cadera y más esas blusas o batas de camisetas que bajan un poco de la rodilla. Nos quedamos con el típico jeans levis y camisetas polo rayadas.

Sufrimos un alto nivel de enojo al no poder comer aquellas tres o cuatro baleadas CON TODO en la cena con una rica soda bien helada, si lo hacemos la pansa (estómago) se infla más rápido que el precio de los combustibles en Honduras. El cuerpo nos obliga a una baleada sencilla y de vez en cuando.

De nada sirve matarse hasta cuatro horas en el gimnasio, los resultados son muy escasos, al contrario, cuando teníamos veinte, un par de vueltas en la playa o un par de horas en la bicicleta del gym y recuperábamos la línea en un saz.

¡DEPRIMENTE!

Otro caso – no muy común – al empezar la tercera ronda, es con el cabello, cuando se empieza a reducir, poco a poco las entradas y la frente incrementan sus espacios, tanto que nos obliga a usar gorra o buscar a tío Tacho que nos ayude, pues queremos tener de nuevo
aquella cabellera que lucíamos a los 15 o 20, pero que en colegio, en la familia y en la sociedad nos obligaba a cortar a la medida implantada como los militares, a los cuales respeto y aprecio.

En el área laboral, la oferta es muy escasa, sino hemos formado un fuerte perfil de empleo, cumplidos los treinta resultará muy difícil encontrar fácilmente, se tiene que aferrar con el que ya ejerce o buscar una forma de salida beneficiosa para poder llevar algo de prestaciones y poner su negocio propio.

Las empresas pierden la fe en las personas mayores de 35, buscan sólo retoños que se ven con “grandes agallas”. Los problemas del Japón a llegar a los treinta no se comparan con los nuestros.

Algo que sí debemos tener en cuenta es lograr la tercera ronda con vida en Honduras es un gran éxito, pues la alta tasa de homicidios es en personas menores de 30, pero OJO, nunca nos confiemos. Sólo armemos un álbum de todos los amigos, familia, amores, compañeros de escuela, colegio y universidad donde los recuerdos nos dejaran cada día mas complacidos de la vida y nos sentiremos satisfechos por lo vivido y esperaremos nuevas experiencias con más cuidado del que no tuvimos con aquellas donde muchas veces
tropezamos, caímos, pero nos levantamos y seguimos. Solos nos queda amar nuestra edad, nuestra nación y nuestras condiciones.