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viernes, abril 26, 2024

«Sarco», la polémica cápsula de la muerte aprobada por Suiza

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Redacción. Morir frente al mar, en un claro del bosque o en la intimidad del hogar, sin violencia y sin dolor, en menos de 10 minutos y gratis. Eso es lo que ofrece la cápsula de la muerte que acaba de ser legalizada en Suiza para quienes decidan poner fin con dignidad a su existencia.

Se llama «Sarco», abreviatura de sarcófago, y fue presentada por primera vez en la feria de pompas fúnebres de Amsterdam en 2018. Su creador, el activista australiano Philip Nitschlke, apodado «Doctor Muerte», lleva desde entonces informando a través de las redes sociales de los avances de una máquina para el suicidio asistido al alcance de todos.

«El objetivo era desmedicalizar el proceso de la muerte y eliminar toda revisión psiquiátrica del proceso para asegurar que el individuo tiene el pleno control», afirma Nitschke en la web de Exit International, organización caritativa que él mismo ha fundado para apoyar lo que este hombre entiende como un derecho de todos ser humano, elegir el momento de la su muerte y proceder a ella en libertad, sin burocracia.

Philip Nitschke, un activista australiano impulsor de la eutanasia creó algo que ha sido llamado «la máquina del suicidio».

Recibe luz verde  

Hace unos días, «Sarco», recibió la luz verde de las autoridades suizas. El artefacto, diseñado por el holandés Alexander Bannink para rodear la despedida de elegancia y comodidad, pasó el filtro sin sobresaltos. La máquina no constituye un dispositivo médico y en consecuencia no está sujeta a la muy estricta Ley de Productos Terapéuticos. El nitrógeno que utiliza «Sarco» como arma letal tampoco viola la ley sobre productos tóxicos o armamento.

Algunos detractores se muestran preocupados ante la posibilidad de que «Sarco», sea accesible para personas que no están en su sano juicio, o incluso niños. En otras palabras, que se haga un uso abusivo del producto.

Al respecto, Nitschke defiende que instrucciones de uso sólo serán accesibles a personas mayores de 50 años, en su sano juicio y gravemente enfermas, que la cápsula provocará muertes indoloras y que antes de hacerla accesible, en 2022, se llevarán a cabo pruebas en una clínica suiza de suicidio asistido, con media docena de voluntarios.

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Sarco Suiza
La cápsula« Sarco» en 3D.

Diseño 

La máquina de estilo futurista tiene forma de cápsula, es desmontable y puede trasladarse de un lugar a otro con facilidad. Si construcción es simple. Basta con tener una impresora 3D y el programa con los planos, que el «Doctor Muerte»  envía gratis al interesado. La cápsula tiene un dispositivo que se activa desde el interior de la misma, aunque para las personas sin movilidad basta un simple parpadeo. Eso significa que «Sarco» no es una máquina de eutanasia, pues es el individuo el que, sin ayuda de nadie, dar las órdenes a la máquina.

Una vez activado el mecanismo, «Sarco» reemplaza aceleradamente el oxígeno por el nitrógeno, del 21% al 1% en unos 30 segundos. La persona, según explica el inventor, se sentirá un poco desorientada y puede que hasta un poco eufórica antes de perder el conocimiento. La muerte se produce por hipoxia e hipocapnia, privación de oxígeno y dióxido de carbono, respectivamente, pero sin pánico, no hay sensación de asfixia. El último aliento llega en un espacio de tiempo que dura, como máximo, diez minutos.

«Sarco» elimina esa revisión médica y por tanto las garantías de una muerte supervisada. Esa facilidad será, para las organizaciones Exit y Dignitas la muerte de la cápsula. «No creemos que tenga mucha aceptación. Esta cápsula no ofrece la compañía que todos necesitamos, hasta en la muerte, y deja muchas preguntas sin respuestas», aventura Dignitas.

Fuente: Xataka


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