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martes, mayo 14, 2024

Real Madrid no pudo contra el Sevilla

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ESPAÑA – Quince partidos después, cayó la primera derrota del curso para el Real Madrid, que en Sevilla exageró las faltas que tanto se le venían advirtiendo y que él callaba echando mano de su inmaculada estadística.

El líder imbatido, máximo goleador y menos goleado, fue en el Sánchez Pizjuán un equipo apacible, con trazas de indolente, sin chispa ni garra. Se desintegró el Madrid ante un Sevilla que pareció pura chatarra, pero al que no le quedó más remedio que crecerse ante la inmensa pachorra blanca.

La victoria del maltrecho Sevilla ni siquiera necesitó de los repiques épicos que tuvo la que logró sobre el Barcelona. Banega, Konoplyanka y los suyos domaron con extraordinaria naturalidad a un Madrid que dejó un reguero de víctimas, el esfumado Danilo y el mudo Cristiano a la cabeza, justo antes de encarar el clásico. [Narración y estadísticas: 3-1]La temperatura gélida del Madrid, su condición de hipotenso, su fama de cerebral derivó en el indulto al Sevilla, que entró al partido pidiendo a gritos el sacrificio. Fue un juego de niños el primer acto para el Real, incluso para este Real tan escasamente asombroso.

De hecho, su escandalosa posesión resultó baldía, pues de ninguna jugada sacó partido el equipo blanco, que jugó preciso, pero jugó al paso. Las ocasiones, en suma, las obtuvo el Madrid a balón parado, un trallazo al poste de Nacho en la salida de un córner y un remate de media chilena de Sergio Ramos tras otro.

No había entrado su bellísimo gol y ya estaba Ramos rabiando de dolor, tras caer sobre su hombro herido. Poco después, le sustituyó Varane.No fue una buena noticia para el Madrid, que echó de menos a su capitán en el empate del Sevilla, otro saque de esquina que trascurrió por el área frente a las dudas de Casilla y su defensa.

En el segundo palo la cazó Immobile. No era un remate fácil el que enganchó el italiano, un futbolista absolutamente descuidado hasta el día por Emery.

El empate penalizó al equipo de Benítez, y no sin cierta justicia. Fue un Madrid fatigoso, plano, que rara vez evitó la tentación de jugar al paso. No pareció una buena señal que su futbolista más destacado volviera a ser Nacho.

Tampoco que su jugador más desapercibido fuera Cristiano, inapetente incluso frente a Mariano, cuyo escaso muro buscaron con descaro todos los delanteros del Madrid, en persistente alternancia. No mucha más fortuna tuvo Bale, al que Benítez metió de inmediato en contraste con James.

Fue Isco quien más aprovechó ese costal, sin premio mayor en cualquier caso. Atacó tanto el Madrid a Mariano como lo hizo el Sevilla a Danilo, señalado otra vez como punto flaco por el adversario.Resucitado el Sevilla, el partido mudó desde la media hora en un carrusel de llegadas por uno y otro bando. En ese vaivén resultó aún más llamativa la timidez de Cristiano, que no chutó a puerta hasta casi la hora de juego. Sólo los piques con Krychowiak, al que llegó a soltarle la mano, alteraron la indiferencia del portugués, extrañamente anémico ante su víctima preferida, a la que perdonaría después tras un error de Rico.

Si la peña andaba mosca tras el partido y los cuchicheos con el PSG, lo ocurrido en Sevilla no contribuyó a serenarla.El 2-1 volvió a retratar a Danilo y a exaltar a Konoplyanka, un ciclón al alza que abusó durante toda la noche del brasileño. Por entre Danilo y Pepe entró la pared que el ucraniano dobló hacia Banega en el 2-1.

Llorente hizo el tercero tras otra ruptura por la autopista derecha del Madrid. Mariano continuó la jugada y el gigante riojano la terminó por los aires. Casilla, un buen portero que no alcanza los milagros de Keylor, salvó el cuarto de Banega y James maquilló el escarnio para un Madrid sin latido. En Sevilla deslumbraron sus vergüenzas. Por primera vez este año, el emperador se vio completamente desnudo.

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