Redacción.– Los globos «espía» chinos que el Pentágono detectó sobrevolando Estados Unidos y Latinoamérica podrían estar guiados por tecnología avanzada de inteligencia artificial, señaló a la AFP un experto estadounidense.
Según William Kim, especialista en globos de vigilancia del grupo de expertos Marathon Initiative en Washington, estos aviones son poderosas herramientas de vigilancia difíciles de derribar.
¿Un globo «espía» guiado por inteligencia artificial?
Si bien la apariencia del globo chino se asemeja a la de un globo meteorológico normal, hay cosas que los diferencian, señaló Kim.
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Su imponente «carga útil«, claramente visible, consta de herramientas electrónicas de guía y monitoreo, alimentada por grandes paneles solares.
Según él, este globo podría contar con tecnologías de guía aún no implementadas por el ejército de Estados Unidos.
Con el progreso de la inteligencia artificial (IA), explicó, ahora es posible que un globo se dirija simplemente cambiando la altitud para llegar a un punto adecuado y encontrar un viento que lo empuje hacia el destino deseado.
Antes había que dirigirlo desde el suelo con un cable o bien «lanzarlo e iba donde el viento lo llevara», indicó Kim.
«Lo que ha pasado muy recientemente con el avance de la IA es que ahora podemos tener un globo (…) que ni siquiera necesita su propio medio de propulsión. Simplemente controlando la altitud, se puede controlar su dirección», dijo.
¿Cuáles son las ventajas respecto a los satélites?
Según Kim, los satélites son cada vez más vulnerables a los ataques desde tierra y desde el espacio. Los globos presentan numerosas ventajas, empezando por su capacidad para escapar a un radar.
«Están hechos de materiales que no reflejan la luz, no son de metal. Entonces, aunque pueden ser bastante grandes (…) detectarlos resulta difícil».
Si son lo suficientemente pequeños, los dispositivos de espionaje y la carga útil pueden incluso pasar desapercibidos.
Los globos también tienen la ventaja de poder mantener una posición estacionaria sobre un objetivo a monitorear, a diferencia de los satélites espía, que deben permanecer en órbita.
«Pueden sobrevolar una misma posición durante meses», apuntó el experto.