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viernes, abril 26, 2024

Pueblo solidario

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A través de los diferentes mecanismos y modalidades de la información nacional, la sociedad y el pueblo hondureños han patentizado su solidaridad con la Familia Rosenthal, y, en particular, con los medios de comunicación social Diario TIEMPO y Canal 11, portaestandartes de la libre expresión en nuestra Honduras.

En el transcurso de la historia patria, el pueblo hondureño ha mostrado en los momentos críticos, trascendentales, su carácter humano profundo, ése que no se advierte con facilidad en la vida común pero que, desde el subconsciente, se dispara unánime ante la amenaza de la injusticia.

En este doloroso e inédito “caso aislado” (según la fraseología oficial), la reacción colectiva, o sea de la sociedad-pueblo-nación, merced a sus propias singularidades, es consecuente con la intuición del peligro a que está abocada la integridad hondureña, como cuando se siente el vahído al borde del precipicio insondable.

En el torbellino de la indefensión, de la pobreza y desigualdad social, de las esperanzas fallidas, de los atropellos del poder, el pueblo hondureño tiene el don natural de distinguir lo justo de lo injusto, sin complicaciones, y actúa de inmediato, exactamente como lo hace en estas terribles –y temibles–  circunstancias, cuya trascendencia ominosa es en verdad incalculable.

Ese don natural, fortalecido con una larguísima experiencia histórica, ha sido y es el hilo conductor de la sobrevivencia como pueblo, que actualmente y de cara al futuro abre el paso a la reflexión honda, inteligente, sobre un necesario proceso de reconstrucción nacional, que, de cualquier manera, exige el rescate de la soberanía popular.

La espontaneidad solidaria que se manifiesta, y que –nobleza obliga–  mueve al agradecimiento imperecedero, además de darnos fe de la grandeza humana de todos los sectores que conforman la nación, tiene también la connotación de una advertencia a la “clase” política, en cuanto a su obligación de actuar en función de la integridad del Estado y la Sociedad, pero, sobre todo, del interés nacional gravemente comprometido.

TIEMPO, el Diario de Honduras, se siente en deuda con creces con el pueblo hondureño, pues en el transcurso de su existencia ha recibido, sin vacilaciones, su apoyo en las situaciones difíciles en que nos colocamos por nuestra posición de apego al interés público y al ejercicio sin reserva de la libertad de expresión, constantemente acechada.

Es esta hora, sin duda alguna, una hora de la verdad de la que el pueblo hondureño tiene conciencia plena, gracias al avance de la comunicación social, de los medios de comunicación formales y alternativos independientes, de las redes sociales, de la panoplia informativa de la internet, y, sin falsa modestia, con la vigencia de TIEMPO, el Diario de Honduras, con la gracia de Dios.

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