Redacción. Científicos de la Universidad de Granada (UGR) de España, lograron descubrir tras meses de estudios, secretos detrás de los constructores de Copán Ruinas, al occidente de Honduras.
De acuerdo con una publicación oficial de la universidad, los constructores mayas produjeron morteros y estucos de cal que tenían una durabilidad extraordinaria. Las piezas se mantienen hasta estos días en un estado de excelente conservación. Es por ello que lo decidieron investigar.
Este proyecto de investigación lo realizaron en colaboración con la Universidad de Harvard, la Fundación Santander, el Instituto Hondureño de Antropología e Historia de Honduras y el equipo del Laboratorio de Conservación de Esculturas Mayas de Honduras.
La investigación se va publicar en la prestigiosa revista científica Science Advances, detallaron los encargados.
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Análisis de los materiales
Según lo que detalla la publicación académica, los investigadores analizaron los materiales con los que se construyó el sitio arqueológico de Copán Ruinas. Esa estructura se ubica en el occidente de Honduras, cerca de la frontera con Guatemala.
Las ruinas de Copán son Patrimonio Arqueológico de la Humanidad declaradas por la UNESCO en 1980. Los indios mayas habrían construido esta ciudad entre los siglos IV al IX, en una estrecha franja que separa el Caribe con el Pacífico.
Carlos Rodríguez Navarro, principal autor de esta investigación y catedrático de la UGR, señaló que hasta la fecha no se sabía cuál era el secreto por el que las Ruinas de Copán se han conservado en tan buen estado, pese a su exposición a un clima agresivo y tropical durante más de mil años.
Los secretos jamás descubiertos
El artículo señala que se han realizado múltiples estudios a los materiales que usaban para la construcción.
Este grupo de expertos, gracias al uso de técnicas de análisis muy resolutivas como microscopía electrónica de transmisión (TEM) y difracción de rayos X de alta resolución usando sincrotrón, demostró que los más antiguos morteros y estucos de cal de Copán Ruinas incluyen compuestos orgánicos.
Este material tiene un cemento de cristales de calcita (CaC3), con características nano y mesoestructurales. Son simulares a las de los biominerales de calcita, detallan los expertos.
Además, los investigadores pretendían probar en este estudio que los compuestos orgánicos de los morteros de cal podrían desempeñar un papel endurecedor. Este último, similar al de las (bio)macromoléculas en los biominerales de calcita.
Preparaciones especiales
Rodríguez Navarro detalló que para realizar estas investigaciones, «preparamos réplicas de morteros de cal dosificados con extractos ricos en polisacáridos de corteza de árboles comunes en el área Maya, como es el caso del chukum (Havardia albicans) y el jiote (Bursera simaruba)».
Asimismo, pormenorizó que los resultados del análisis demuestran que las réplicas que ellos realizaron tienen características similares a las de los antiguos morteros y estucos matas. Los detalles muestran qué tienen los compuestos orgánicos.
«Además, hemos demostrado que, al igual que en los biominerales, tanto los morteros mayas históricos como las réplicas, presentan un cemento de calcita que incluye compuestos orgánicos (polisacáridos) intercristalinos e intracristalinos que imparten a la matriz del mortero un marcado comportamiento plástico y una mayor tenacidad y resistencia a la rotura, al tiempo que aumentan su resistencia a la alteración química, ya que reducen su tasa de disolución”, agrega el experto.
Es por ello que el conjunto de estos efectos similares permiten mayor resistencia y gracias a eso las construcciones se mantienen en buen estado hasta estos días.
De manera aparente, la tecnología de la cal que desarrollaron los mayas como aditivo orgánico, imita la naturaleza. Es por esa razón que mejora el rendimiento de los ligantes de estos materiales, agrega el estudio.
“Finalmente, y a la luz de los resultados de nuestra investigación, el uso de extractos de plantas en la actualidad podría ayudarnos a desarrollar nuevos morteros», señaló Rodríguez Navarro.
Fuente: Periódico UGR (universidad)