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viernes, abril 26, 2024

Opinión de Carlos Alvarenga: La escoba azul

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Por Carlos Alvarenga. -He leído en Facebook muchos y desagradables comentarios burlones que hablan sobre la barrida que se avecina en las instituciones públicas, es decir, una ola masiva de despidos y contrataciones a la cual se jactan de llamar “escoba azul».

Esto es parte de la colita que le agregaron a la ley del Presupuesto en la que también le agregaron el fatídico pacto de impunidad.

En relación con los despidos han exonerado de toda culpa, vía legislativo, a los ministros y jefes que despidan a los empleados, y los exoneran simplemente señalando que toda responsabilidad será asumida por la cartera de Estado a la que pertenece el funcionario.

A los iluminados diputados se les olvidaba que es inconstitucional y que la Carta Magna obliga al Estado a repetir contra el funcionario incompetente, arbitrario, que despide por puro capricho.

Una de las cosas que más me sorprendieron cuando me naturalicé hondureño es que la gente que atendía en la entonces Secretaria de Gobernación, cada vez que yo llegaba a hacer un trámite, la gente que atendía era diferente (la mayoría mujeres jóvenes). Entonces resultaba que cada camada de nuevas no sabía nada, absolutamente nada de los trámites y se pasaba la bola una a la otra hasta que aparecía alguien con más tiempo, que había sobrevivido al escobazo de turno y ya nos daba luz a todos.

Gracias a Dios hoy en día ya no he encontrado es inestabilidad laboral en esa área de esa inmensa Secretaría ahora llamada de Derechos Humanos, Justicia, Gobernación y Descentralización, tan grande como su nombre. Tengo años de ir a hacer trámites migratorios o de ONG allí para mis clientes y afortunadamente siguen las misma amables y diligentes personas.

Siguiendo con el tema, si algo está en los primeros puestos de la lista de cosas que han dañado este país es esa inestabilidad laboral, esa hecatombe que sucede gobierno tras gobierno en las oficinas pública y que daña la carrera administrativa.

Ese despido masivo (que resulta en demandas millonarias contra el Estado las cuales pagamos nosotros no el gobierno ni los funcionarios irresponsables, esa es otra de las consecuencias nefastas de la clase política hondureña), no es para alegrar a nadie: las instituciones retroceden y se estancan, hay que empezar a enseñarles a los nuevos elementos que por cierto nunca son sometidos a un proceso de inducción, o sea, hay que perder tiempo en su educación y sobre todo en sus errores, y hay otra cosa, muchos de esos activistas nuevos solo llegan a vagar, a andar en actividades políticas, no hacen su trabajo para el cual se les paga, son soberbios, creídos, jactanciosos, y se dedican a estar hostigando incluso a sus mismos correligionarios.

Pero hay algo más grave que los que se burlan no se ponen a pensar: son miles de miles de familias que quedan sin ingresos, gente que queda con montón de deudas, montón de empresas que ya no reciben el pago de los productos que han vendido a plazos porque sus clientes ya no están empleados, gente que tiene que salir de sus casas e irse a lugares peligrosos, sacar a sus hijos de los colegios de la universidad, a las que se le roba un mejor futuro; gente que deja de tener capacidad adquisitiva.

En fin, más gente que pasa de la inestable clase media a la clase baja y todas las consecuencias que la pobreza implica.

NO veo nada por qué hacer gala, risa, burla.

Que vaya a haber una barrida de empleados públicos no es motivo de regocijo en ningún sentido, más si el que pueda terminar despedido es usted.

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