Santa Bárbara, Honduras. El lunes los padres de un niño de dos años aseguraron que estaba muerto en la aldea Las Flores, Concepción del Norte, Santa Bárbara (occidente del del país) y que luego revivió.
Este es, posiblemente, un nuevo caso de catalepsia, pero los médicos no lo han determinado así.
En ese sentido, ayer se dio a conocer que Elmer Óseas Manzano “dio señales de vida” 24 horas después de que lo estuvieran velando, justo cuando iba a ser sepultado. Por tal razón fue sacado del ataud y trasladado a una clínica del municipio de Trinidad.
En dicho centro le aplicaron un medicamento, pero el doctor afirmó que el pequeño estaba muerto. Sin embargo, su madre Elena Romero se lo llevó al hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula (Cortés), zona Norte. Allí fue declarado muerto por intoxicación.
Nueva vela y posterior entierro
Este suceso es igual al primero que se reportó en 2019: en un municipio de Yoro un menor de 19 meses revivió tres veces. Esta vez el pequeño santabarbarense revivió dos veces.
Sin embargo, al tercer día los familiares seguían con la «fe puesta en Dios» de que Elmer Óseas iba a volver a la vida. Esto porque afirmaban que el cuerpo no estaba rígido, a pesar de que ya tenía los labios morados.
También dijeron que cuando hacían sus plegarias el cuerpo tenía temperatura cálida, emanaba «sudor, abrió los ojos, movió los brazos y hasta le salían lágrimas».
Debido a todas esas versiones, un médico de Santa Bárbara (la cabecera) llegó a revisar al pequeño y enfatizó que ya estaba muerto.
Lo inexplicable de lo anterior es que el galeno argumentó que el fallecimiento fue seis o siete horas antes de que lo inspeccionara. Entonces sí estaba vivo.
Ante este diagnóstico, los padres y otros parientes del pequeño decidieron enterralo hoy en su comunidad.
