Niño hondureño desde México: «Si regreso, me matarán»

Una política desarrollada entre el presidente de EEUU y México afecta a miles de niños inmigrantes.

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niños centroamericanos refugiados
Niños centroamericanos en un refugio de Tenosique, México.

EEUU.- Cristóbal, como muchos centroamericanos refugiados, un niño hondureño se fue de Honduras huyendo de una pandilla que lo quiere muerto, nunca ha escuchado acerca de alguien llamado Barack Obama. Tampoco puede nombrar al actual presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.

Pero Cristóbal, como muchos otros niños centroamericanos refugiados, podría acabar muerto por culpa de estos dos presidentes que desconoce. Obama y Peña Nieto han cooperado por dos años para interceptar refugiados centroamericanos desesperados en el sur de México, mucho antes de que se puedan siquiera acercar a la frontera con los Estados Unidos. Luego, estos refugiados típicamente son deportados a sus países de origen- lo cual en muchos casos resulta ser una sentencia de muerte.

«Si me mandan de regreso, me matarán», dijo Cristóbal, quien se está quedando temporalmente en un refugio mexicano para niños inmigrantes no acompañados. Cristóbal cuenta que en Honduras le obligaron a trabajar para la pandilla entregando drogas cuando tenía apenas 14 años. Le pusieron una pistola en la frente y le dijeron que de negarse a realizar el trabajo, lo matarían. Finalmente, logró escapar después de ver cómo dos de sus amigos eran asesinados por los mismos pandilleros. Según relata Cristóbal, los pandilleros ahora lo andan buscando para matarlo.

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Aun así, es muy probable que lo manden de regreso a Honduras de acuerdo a una política respaldada por Obama y Peña Nieto.

Los Estados Unidos han presionado y sobornado a México para que se encargue del trabajo sucio: detener y deportar personas -incluyendo niños- que se van de sus países (Honduras, El Salvador, Guatemala) escapando de la violencia que en ellos impera.

Esta maligna confabulación Estadounidense-Mexicana inició en el 2014 después de que una oleada de centroamericanos cruzaran la frontera a los Estados Unidos,  incluyendo unos 50,000 niños que viajaron solos. Obama habló con Peña Nieto «para desarrollar propuestas concretas» para controlar tal flujo de inmigrantes.

El gobierno de Estados Unidos comprometió 86 millones de dólares para apoyar el programa. Si bien Obama retrató esta acción como un esfuerzo para tratar una crisis humanitaria, no hizo más que empeorarla. Las rutas que los niños solían cruzar a través de México ya eran peligrosas, pero las que han adoptado ahora para evitar los nuevos «puestos de control» lo son mucho más.

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Las víctimas de esta nueva política, son refugiados como Carlos, un niño hondureño de 13 años con una cicatriz que le dejó un pandillero en la frente cuando lo tiró al suelo en el proceso de matar a su tío.

En los últimos cinco años, México y los Estados Unidos han deportado 800,000 personas a Centroamérica, incluyendo 40,000 niños centroamericanos refugiados, según datos oficiales del Instituto de Política Migratoria.