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sábado, mayo 4, 2024

LAS ZEDE EN HONDURAS

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Oscar Aníbal Puerto Posas

Se ha alzado la voz de un patriota. Fernando García Rodríguez, licenciado en Derecho por la UNAH y politólogo por la Universidad de Lovaina (Bélgica), ha publicado un volumen pequeño (140 paginas) que se titula: “Las ciudades burbujas. Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) en Honduras  Análisis Político-Jurídico de la Legislación de las ZEDE”.

García, que yo sepa, es el primer intelectual hondureño que se atreve al abordaje del álgido y espinoso tema. Es un documento esclarecedor y hermoso. En él nos advierte a los hondureños(as) del peligro latente que las “ciudades burbujas” tienen para nuestro país. Según el autor, se les llama “modelo” en consideración a la supuestas “burbuja” en que vivirán algunos pocos, respecto al grueso de la población.

Los proponentes asumen que los 8.6 millones de hondureños(as) en situación de ahogo económico, seguirán en la penuria. Pero, un porcentaje de ellos(as) alcanzarán situaciones de desahogo económico. Las “ciudades modelo”, según quienes las han concebido, serán una suerte de edenes, epígonos del “país de las maravillas”, que habitó la mítica Alicia, el personaje inefable de los cuentos infantiles. Pero no hay que oír los “cantos de sirena”. García Rodríguez nos previene de ellos. Las “ciudades modelo” o “Charter City”, sacrificarían la soberanía nacional. Una parte, aún no determinada, de nuestros 112,492 km2 de extensión superficial, pasarían a manos extranjeras. En los espacios donde se asienten las “Charter Cities” no regirán las leyes de la República, sino las que dicten los intrusos. Serán gobernadas por un sheriff o algo análogo.

Blindarán sus gruesas puertas de acero para evitar el paso de los hondureños(as) que vivan fuera de estos espacios de placidez; violentando el derecho a la libre circulación.

Las ciudades burbujas serán “Ciudades Estado”, como las de la antigua Grecia, pero sin ágoras. Sin ámbito, pues, para la deliberación democrática. Damos por supuesto que en ellas flotará “un extraño pendón”. Los hijos de los obreros(as) recibirán otra educación. Aprenderán otra historia. Washington, el héroe esclavista, no Morazán, Republicano hasta la obsesión.

Desde el Poder Legislativo, entonces presidido por “Orlando Furioso” (se me antoja citar un título de Ariosto), se aprobó una reforma constitucional para habilitar las “Regiones Especiales de Desarrollo”. Fue una acción controversial, pero no fue consensuada con todos y todas las que llevamos el gentilicio de hondureños(as).

Hay algo sorprendente en el libro: “La Constitución del Comité para la Adopción de Mejores Prácticas (CAMP)” del cual tres de sus miembros son hondureños (el 14%), incluido un ex presidente panameño de las canas a los pies y dos muchachos inexpertos (respeto a la juventud y no daré sus nombres). Los extranjeros, en cambio, son eminencias egresados (summa cum laude) de las mejores universidades del mundo y con una experiencia que da vértigo. No hay términos de comparación con los nuestros. La CAMP está destinada a “tener la sartén por el mango”…

En fin, el porvenir nacional no es promisorio. El opúsculo reseñado tuvo un pequeño tiraje, patrocinado por Friedrich Ebert Stiftung. García Rodríguez, anda de organización social en organización de masas, dando a conocer su contenido, sin ganar un centavo, movido por un sincero amor a Honduras.

No podría concluir sin expresar con qué orden, casi diría con qué pasión, se entregó Fernando García a la obra emprendida.

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