Redacción. El 16 de mayo, un día que quedará grabado para siempre en la memoria de Alem Hadzic, el joven de 18 años que ese día era el encargado de pronunciar el discurso de graduación en su instituto.
Con los brazos temblorosos y los zapatos manchados de barro, Alem enfrentaba la multitud en la ceremonia de graduación de la Early College High School, justo después de haber enterrado a su padre, Miralem Hadzic, quien había fallecido el día anterior tras una larga lucha contra el cáncer de páncreas.
Esa mañana, Alem ayudó a enterrar a su padre y luego condujo junto a su hermana menor hasta el campus de Dallas College Brookhaven para su graduación. «Creo que la gente podía notar que algo estaba mal porque yo estaba muy callado», recordó Alem. «Las personas intentaban hablar conmigo y yo simplemente los ignoraba».
A pesar del inmenso dolor, Alem decidió no faltar a su graduación ni renunciar a su discurso. En lugar de eso, se armó de valor y compartió su historia, conmoviendo a la audiencia y recibiendo una ovación de pie. «Cuando me aparté del guion, estaba hablando desde el corazón. Mi cerebro estaba apagado», explicó Alem ABC News.
«Estaba muy cerca de romperme, pero cuando miré a la audiencia y vi a personas tocadas por lo que estaba diciendo, me di cuenta de que no estaba tan solo en ese momento. Fue entonces cuando supe que podía seguir adelante», recuerda.
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Un discurso desgarrador pero inspirador
Durante su discurso, Alem reveló que su padre había sido diagnosticado con cáncer en enero, un hecho que había mantenido en secreto para muchos. Ahora, en el escenario, compartía la historia de su padre para inspirar a sus compañeros a encontrar su propio «por qué».
«Dije que no quería estar allí, pero no podía desechar algo por lo que él trabajó tan duro para que yo lograra. Y es por eso que voy a ir a la universidad, y voy a trabajar cada hora de cada día, y lo voy a hacer por él», relató Alem.