Redacción. «Como pan caliente» se venden los tradicionales monigotes en la ciudad de San Pedro Sula, la mayoría alusivos a reconocidos personajes políticos y figuras que marcaron al pueblo hondureño.
Y es que en el segundo anillo de San Pedro Sula, en la 19 calle, se encuentra Adolfo Sarmiento, un creador y vendedor de monigotes, los cuales suelen quemarse durante Fin de Año.
Al pasar por la transitada calle se logran observar las figuras del expresidente de Honduras, Manuel Zelaya Rosales; el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo; y hasta de Iván Barton, el arbitro que pitó en el partido de Honduras contra México el pasado 22 de noviembre.
«Se ha incrementado la venta del monigote de Iván Bartón porque muchas personas lo quieren», dijo don Adolfo.
Asimismo, detalló que el precio de cada una de estas figuras oscila en 800 lempiras, dependiendo el personaje.
De igual manera, señaló que otro de lo monigotes más vendidos es el de la presidenta de la República, Xiomara Castro.
Los monigotes son una tradición de cada año. Los ciudadanos los compran o los elaboran para despedir el año. De esta manera, también desahogan su enojo contra la figura que queman.
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Razón por la cual se queman muñecos cada fin de año
Los primeros indicios de esta costumbre de quemar muñecos en representación del año viejo vienen desde la antigua Grecia, donde se quemaban efigies de madera que representaban al rey del año viejo.
La tradición llegó al territorio latinoamericano desde Argentina y poco a poco se fue esparciendo en toda América. Uno de los primeros países en adaptar esta tradición como propia fue Ecuador.
Otros países que realizan la famosa quema de muñecos son: Colombia, Perú, México, Venezuela, entre otros.
Se desconoce en qué momento la tradición llegó a Honduras, pero no hay duda alguna de que se ha vuelto una costumbre que es muy celebrada durante estas fechas. La elaboración para hacer un “monigote” es sencilla, solo se necesita ropa vieja o que ya no se utilice, para darle la forma del cuerpo, luego de tener el cuerpo armado se rellena con productos pirotécnicos y se le da un rostro o aspecto de persona.