Redacción. El comercio informal es una de las tantas opciones que muchos hondureños han optado ante la falta de empleo y oportunidades en el país, tal es el caso de Anderson Mondragón, un hondureño que vende aviones de juguete en Tegucigalpa, Francisco Morazán, para sustentar su hogar.
Ubicado en una acera cercana a un semáforo entre las colonias Rubén Darío y Alameda, el compatriota exhibe varios de sus juguetes, entre ellos aviones de diversos y llamativos colores hechos con material de durapack.
“Son avioncitos de durapack; yo los compro hechos para revenderlos. Ahorita tenemos los que son los pequeños a L100 y los grandes de L170. Cada uno le trae la función de volar; vuela y le trae efecto boomerang y es contra el agua», dijo Mondragón para noticieros Hoy Mismo.
Sin embargo, los aviones no son su único producto a la venta, pues reveló que también tiene cometas, pelotas y accesorios para carros, aunque debido a la temporada de lluvia se la ha dificultado traer este tipo de mercancía.
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Luchar por sus hijos
Anderson comentó que lleva años vendiendo en el mismo lugar, donde aprovecha el tráfico de la zona para que los ciudadanos vean sus juguetes y puedan comprarle. Y, aunque en muchas ocasiones las ventas no son buenas, cada día agradece a Dios.
«Hace unos años estoy en este lugar y le doy gracias a Dios porque me ha abierto puertas, me ha bendecido y me ha puesto en el camino gente que me ayuda y que me compra», agradeció.
Cada esfuerzo tiene un motivo y para Anderson son sus pequeños hijos Alexandra y Santiago, quienes estudian mientras él trabaja.
Pero el estudio también está presente en su vida y en la de su esposa, quien junto a él, en la jornada nocturna, estudian la carrera de Finanzas en el Instituto José Pineda, mismas de la que esperan graduarse este 2024.
El hondureño sostuvo que ha pasado por momentos de crisis y escasez, pero no han sido motivo para darse por vencido. Por ello, invita a quienes lo vean, acercarse a él y ayudarlo con una pequeña compra u obra de voluntad.