Redacción. En conmemoración del Día Mundial de la Alimentación, que este año hace énfasis en uno de los recursos más preciados: el agua, Honduras afronta un enorme reto, ya que la falta de este recurso vital se ha convertido en una crisis que afecta a millones de hondureños, en su mayoría niñas y niños.
Según la entidad no gubernamental estadounidense, Water For People, cerca de 7,5 millones de personas carecen de agua potable en Honduras, donde 5 millones no tienen acceso a un saneamiento gestionado de forma segura.
Esta precaria situación, consecuentemente, impacta en la inseguridad alimentaria, que afecta a unos 4,9 millones de hondureños, entre los cuales, 1,5 millones están subalimentados y miles más no cuentan con los medios suficientes para acceder a una dieta saludable, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Según el último informe del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2022 elaborado por la FAO, el 15,3% de la población hondureña está subalimentada; es decir, personas que no consiguen alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de energía alimentaria mínimas.
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Pobreza y pobreza extrema
En declaraciones dadas el pasado marzo, Fátima Espinal, representante de la FAO en Tegucigalpa, señaló que en Honduras «más del 70 %» de las personas vive en pobreza y más del 50% en pobreza extrema, por lo que tienen “menos posibilidad de acceder a una dieta saludable”.
En este sentido, un suministro eficiente de agua potable entre la población resulta fundamental, dado que en la actualidad, «cerca del 70% del agua dulce se destina a la agricultura», por lo que «la tarea más crucial es cambiar la forma en que producimos nuestros alimentos, fibras y otros productos agrícolas», según QU Dongyu, director general de la FAO.
Además, en su más reciente artículo de opinión publicado en Diario Tiempo, QU Dongyu señala que en las dos últimas décadas, «cada uno de los habitantes de la Tierra ha perdido aproximadamente una quinta parte del agua dulce de que disponía», y para algunos, «la realidad es mucho peor», puesto que en algunas regiones, de hecho, «se trata ya casi de un tercio».
Crisis climática
En Honduras, un país altamente vulnerable a la crisis climática, al menos 5,5 millones de personas; es decir, un 56,7 % de la población, no tienen acceso a un saneamiento seguro del agua, según cifras oficiales, citadas recientemente por David Ramos, especialista en comunicación de Water For People Honduras.
En tal sentido, QU insta a los gobiernos a «diseñar políticas basadas en la ciencia y en datos objetivos que aprovechen los datos y la innovación, y coordinar los distintos sectores para planificar y gestionar mejor el agua«.
Políticas que, además, habría que complementar impulsando la educación alimentaria y nutricional, pues los programas públicos de alimentación escolar son una estrategia idónea para atender a los niños desnutridos, según Espinal, que ve en la agricultura familiar un «medio idóneo» para enfrentar la crisis de seguridad alimentaria que vive el país.
Esto, dijo, «evita los choques que sufren los más pobres» en el área rural, donde se registran los mayores niveles de pobreza.
«Tenemos que mirar e incentivar políticas específicas o diferenciadas para la agricultura familiar, para que escalonadamente los agricultores familiares puedan transicionar de subsistencia y escalonar hacia el encadenamiento de valor, que permita mayor generación de ingresos y medios de vida más sólidos y resiliente para estas poblaciones», enfatizó.
Objetivos de Desarrollo Sostenible
En 2015, la Organización de Naciones Unidas (ONU), adoptó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como un llamamiento universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad.
Se trata de 17 ambiciosos planes diseñados para acabar con la pobreza, el hambre, el sida y la discriminación contra mujeres y niñas, entre los que destacan los primeros dos: Fin de la pobreza y Hambre cero.
Fin de la pobreza
Erradicar la pobreza en todas sus formas sigue siendo uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad. Si bien la cantidad de personas que viven en la extrema pobreza disminuyó en más de la mitad entre 1990 y 2015, aún demasiadas luchan por satisfacer las necesidades más básicas.
En su último informe de julio de 2022, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), señaló que el 73% de la población hondureña es pobre y un 53% vive en situación de pobreza extrema.
Asimismo, de los 9,5 millones de hondureños, solamente 4 millones conforman la fuerza laboral del país, y que de ese total, cerca de 350,000 están desempleados y 2,5 millones están subempleados (trabajan en jornadas de menos de 40 horas semanales).
Hambre cero
Debido al rápido crecimiento económico y al aumento de la productividad agrícola en las últimas dos décadas, el número de personas desnutridas disminuyó casi a la mitad.
Muchos países en desarrollo que sufrían hambrunas están ahora en condiciones de satisfacer las necesidades nutricionales de los más vulnerables. Regiones como Asia Central y Oriental y América Latina y el Caribe han avanzado enormemente en la erradicación del hambre.
Sin embargo, la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (CID) Gallup, más del 52% de la población hondureña sufrió hambre el pasado mes de septiembre.
Mediante un sondeo de opinión, CID Gallup detalló a que en Latinoamérica el ranking lo lidera Venezuela, con un 69%; seguido de Perú, con un 55%; y Ecuador, que registró el 53%.
Y luego, Nicaragua, Panamá y Honduras, que comparten el mismo nivel de pobreza, con un 52%; asimismo, Guatemala completa con el 49% los países que mayor porcentaje de hambre registraron en septiembre