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martes, julio 16, 2024

Iglesia Católica recrimina la desigualdad económica y social en el país durante homilía

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Tegucigalpa, Honduras. Hoy, día en que por decreto legislativo 157-87 se conmemora el día de la Biblia, el sacerdote Juan Carlos Martínez precedió la homilía en la Catedral de Tegucigalpa, en la cual criticó los escándalos que lastiman la dignidad de las personas en el país.

El párroco lamentó “vivimos en una sociedad escandalosa en la que se estimula actuaciones inhumanas. Podemos preguntarnos ¿cuál es el mayor escándalo de nuestro mundo? El mayor escándalo es que permanezcamos impasibles ante la miseria e injusticia de millones de seres humanos”.

Martínez enfatizó que en la realidad de Honduras, el mayor escándalo es la realidad de los millones de hombres y mujeres sin sueldo y sin trabajo suficiente. «Mientras, los ricos de las multinacionales almacenan dinero abstracto, virtual, pero que mata muy en concreto a los pobres» dijo el sacerdote.

Añadió que “la desigualdad económica y social es hoy un gran escándalo que nos está llevando al individualismo, a la inseguridad y a la marginación de los más débiles”. Asimismo, la agresividad, la violencia, las descalificaciones destructivas y las guerras son escándalos.

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Invita a hacer el bien

El sacerdote Juan Carlos Martínez, enfatizó que la importancia que el bien sea hecho. Pues, según el religioso, el sectarismo y la intolerancia no tienen sitio en la comunidad cristiana. El párroco sostuvo que los pequeños hechos, que para muchos pueden ser insignificantes, y han ayudado a las personas no quedarán sin recompensa.

El sacerdote concluyó la homilía recordando el texto biblico: “si tu mano se induce a pecar, córtalo; si tu pie te induce a pecar, córtatelo; si tu ojo te induce a pegar, sácatelo… son imágenes muy expresivas de una llamada a la radicalidad en la manera de vivir el Evangelio.

«¿Qué es lo que quiere decir Jesús con estas expresiones? Lo que quiere decir es que toda actividad simbolizada por la mano, todo camino representado por el pie, y todo el deseo expresado en el ojo pone en peligro nuestro propio crecimiento y el de los otros, hay que suprimirlos” reflexionó el Martínez.

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