Retiran al diputado que promovió la destitución de Rousseff por corrupción

Eduardo Cunha, el principal promotor del impeachment contra al expresidenta, había sido suspendido de sus funciones por el Tribunal Supremo que lo investiga por aceptar sobornos de la red de corrupción de Petrobras y por ocultar cuentas bancarias en Suiza.

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Eduardo Cunha

BRASIL. La Cámara baja de Brasil despojó este lunes de su escaño a Eduardo Cunha, expresidente de ese órgano legislativo acusado de corrupción y quien dio el primer paso para el proceso que llevó a la destitución de la exmandataria Dilma Rousseff.

Cunha, otrora poderoso ex presidente de la Cámara de diputados, acusado de corrupción por el Supremo Tribunal Federal, ahora tiene prohibido ejercer cargos políticos durante ocho años y podría enfrentar un arresto tras perder sus derechos parlamentarios.

La decisión fue adoptada por el pleno de la Cámara de Diputados, que se pronunció abrumadoramente por retirarle el mandato a Cunha por 450 votos a favor, 10 en contra y 9 abstenciones.

«Esto demuestra que Brasil no tolerará más a un político que convirtió al Congreso en un contador de negocios para sobornos y favores», dijo el legislador Rubens Bueno del Partido Socialista Popular.

Cunha renunció en julio pasado a la presidencia de la Cámara baja luego de que el Supremo lo suspendiera sus funciones y fue quien, en diciembre pasado, aceptó a trámite las denuncias de irregularidades presupuestarias que finalmente le costaron el cargo a Rousseff.

A ese proceso hizo alusión este lunes Cunha, cuando antes de la votación presentó su defensa oralmente y reiteró su «orgullo» por haber dado lugar a ese trámite, sobre el cual afirmó que «ayudó a que Brasil se librara de uno de los Gobiernos más corruptos que ha tenido».

Sin embargo, el propio Cunha, cuando inició el proceso contra la exmandataria, ya era investigado por su presunta participación en la red de corrupción que operó en la petrolera estatal Petrobras. El Supremo Tribunal Federal lo ha acusado por supuestamente haber aceptado un soborno de 5,000 millones de dólares en el contrato de un barco de perforación para la petrolera estatal.

La decisión adoptada por la Cámara baja, que lo despojó del escaño para el que había sido elegido en 2014, se debió sin embargo a que mintió frente a una comisión parlamentaria que investigaba las corruptelas en Petrobras, ante la cual negó tener cuentas bancarias en el exterior del país.

Esa declaración, prestada bajo juramento, se vino abajo cuando la Justicia suiza, que coopera con las autoridades brasileñas en toda la investigación de las corruptelas en Petrobras, demostró que, pese a negarlo, Cunha poseía cuentas cifradas en bancos helvéticos.

Tras esa comprobación y otros indicios, el Supremo ha iniciado tres causas distintas contra Cunha, hasta el año pasado uno de los dirigentes más influyentes del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), al que pertenece Michel Temer, quien sucedió en la Presidencia a la ahora destituida Rousseff.

La caída de Cunha tiene a muchos políticos preocupados porque ha amenazado con derribar a otros al revelar casos de corrupción que podrían poner en peligro a los miembros del Gobierno de Temer, y descarrilar su programa de reforma fiscal.

Cunha y el vicepresidente Temer son líderes destacados del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), las siglas que cuentan con el mayor número de senadores, diputados, gobernadores, alcaldes y afiliados en todo el país.

Al PMDB también pertenece Renan Calheiros, presidente del Senado y cuarto en la línea sucesoria. Si Temer ha sido mencionado en casos de corrupción y Cunha está siendo apartado por esos y otros escándalos, Calheiros no se queda atrás. Su nombre figura en casi una decena de averiguaciones relacionadas con la Operación Lava Jato, que investiga el gigantesco esquema de desvíos de dinero en Petrobras.

Cunha ha advertido de que podría revelar todo lo que sabe en un acuerdo con la fiscalía que amenazaría a muchos en una clase política desacreditada, donde 50 políticos ya están bajo investigación por aceptar sobornos en el escándalo de Petrobras.

En total, alrededor del 60% de los 513 legisladores en la Cámara Baja de Brasil están bajo investigación por diversas acusaciones, según el grupo de control Transparencia Brasil.

«Yo no mentí. ¿Dónde está la prueba? ¿Dónde están los números de cuenta?», preguntó Cunha a sus compañeros, al aparecer en la Cámara baja para repetir el argumento de su defensa de que sus activos eran mantenidos en fondos fiduciarios sobre los que no tenía control.

Un reporte del comité de ética leído a la cámara dijo que la existencia de sus cuentas y activos en el exterior ha sido plenamente confirmada.

Fuente: Univisión Noticias